jueves, 11 de septiembre de 2008

Sopa africana estilo maculi

Y quién será ese Maculi que hace tantas recetas. En fin, seguro que en realidad están todas copieteadas de mala manera, pero venga, al lío, que esta noche vamos con una sopa africana en varias versiones: versión caldete, para darle a la cuchara, y versión reducción de sopa africana, que suena a cocina moderna y todo. Pero que nadie se confunda, que al final consiste en que esté más espesa y santas pascuas.

Ingredientes: Muy fácil, lo primero es conseguir una sopa de verduras, así que nadie tenga miedo en hacer la variación que más le convenga según lo que tiene en la nevera. Con verduras, las que sean. Y las medidas ya sabéis, a ojo y si sobra, al congelador.

- Una lata de tomate de 250 ml, lo freís primero un rato (en oliva!) antes de añadir el agua de la sopa.
- Un litro de agua (por decir una cantidad, como todo, ni que fuese químico coño).
- Un puerro, y como todas las verduras, cortado en juliana.
- Un calabacín.
- Un apio (y mira que yo soy de poco apio).
- Una zanahoria.
- Un diente de ajo, entero.
- Un puñaete de lenteja roja, que podéis encontrar en cualquier tienda de productos naturales, jipis, legumbres, etc. Son como lentejas normales pero que se van a deshacer completamente en la sopa.
- Etc.

Además le podéis meter aporte proteico echándole unos garbancetes cocidos, unas judías de soja o cualquier legumbre similar, que le va a pegar un montón. Y las espinacas siempre pegan con los garbanzos.

El toque africano:
La novedad del tema reside en la mantequilla de cacahuete. Ya sé que de primeras suena raro, pero fijaos en rotulador que ahora no le falta un bote en casa. Cuando esté la sopa hecha le echáis tres cucharadas soperas hermosas de mantequilla de cacahuete. Ale, se le deja pegar un calentón y está lista.

Otras experiencias: Aquí hay varias ideas y todas son ricas, así que además de jugar con la variedad verduril podéis probar cosas nuevas.

1) Añadir una guindilla cortada finita, sin pepitas, a la sopa mientras se cuece todo. La guindilla fresca está de rechupete pero es algo más difícil de encontrar (en el corte inglés sé que tienen, nchts!), pero la seca (en cualquier tienda de especias) pega bien. Si la olla de sopa es grande una guindilla pica ligeramente, dos ya un poco más y con tres no he probado. Pero si os mola muy picante, adelante.

2) Reducción de sopa. Pues nada, le echamos menos agua de primeras y además le echamos una cuchara sopera de harina de maíz maicena. Eso ayudará a que se espese y entonces se convertirá en una salsa que puede acompañar a un arroz, por ejemplo. Así, legumbres y arroz cubren el tema aminoácidos que da gusto.

3) Opción carne. Mientras, en un cazo, hervimos unos muslos o contra muslos de pollo. Cuando estén hecho (media horilla), los retiramos, los limpiamos de piel y huesos, los cortamos en trozos no muy pequeños y a la sopa. Si lo hacéis con pechugas tened cuidado con el tiempo de cocción, porque al tener menos grasa pueden quedar muy secos. En fin, yo era más de pechuga, pero ahora me gustan los muslos. Vaya, esto creo que ha sonado a otra cosa.

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