domingo, 21 de diciembre de 2008

sopa minestrone

Como dice Jorg-e en su comentario, llevamos una semana entera entrenando al cuerpo para que esté en forma en los próximos días, que amenazan con ser pesadetes para nuestros estómagos. Aunque creo que no sirve de nada. Llevo varios días terminándome los restos de la Lila International Dinner y ya no puedo más. Necesito un descanso. Así que hoy he dicho "una sopita y ya está". Pero como siempre me he acabado liando y he probado a cocinar una sopa minestrone "autentica". Así que he comido una sopaza contundente, en la que también he acabado aprovechando algún resto de la cenaca lila.


Ingredientes:
- Caldo de carne o verduras (parece ser que el mejor es el de jamón, pero yo sólo tenía un resto de caldo de verduras de la susodicha cena)
- Una zanahoria
- Un puerro
- Dos tomates
- Una cebolla roja (imagino que la blanca también vale)
- Col
- Un ajo
- Romero fresco
- Albahaca fresca
- Pasta (los restos de los paquetes valen, trozos de espaguetis, margaritas, pajaritas)
- Queso parmesano
- Aceite de oliva virgen extra



Elaboración:
Primero se escaldan los tomates en agua hirviendo para después quitarles la piel, las semillas y trocearlos. Se pica toda la verdura en juliana y el ajo se corta en láminas. En una olla (de fondo ancho mejor) se sofríe la verdura en un poco de aceite. Aquí está el primer recicle. He utilizado para esto el aceite que le sobró el otro día al gallego del relleno de la empanada. Tenía todo el sabor de su propia verdura además de la carne y el beicon, así que le ha dado un "bouquet" superior. Cuando llevamos cinco minutos pochando la verdura se añade el ajo y el romero picado (una ramita). Se deja cinco minutos más y se añade el tomate. A los dos minutos se echa el caldo (segundo recicle) y se lleva a ebullición. Se deja cocer a fuego lento durante diez minutos. Después se echa la col y se deja 5 minutillos más. Por último se echa la pasta y la albahaca troceada y se deja cocer otros cinco minutos, hasta que se haga la pasta. Se rectifica de sal y se retira del fuego. Se sirve con un chorrito de aceite de oliva por encima y parmesano rallado.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Rollitos Maculi v1.1

En realidad todo esto de los rollitos Maculi empezó hace un par de años cuando volvía de un congreso por las tierras del norte y paré a ver a mi hermana. Era su cumpleaños y quería preparar un par de cosillas. Una de ellas, unos rollitos con pasta filo y queso feta.

Tiempo después empezamos a hacer las maravillosas jornadas gastronomiles de cuesta Marañas. Y un día me dije, vamos a hacer el invento! Ahora, ni conseguí pasta filo ni queso feta ni nada. A cambio tenía unas obleas de pasta de arroz y unos fideos chinos. Con paciencia hice un apaño (v1.0) que como punto de partida no estaba mal, pero aquí, con tiempo, lo hemos dejado estupendísimo.

Ingredientes:
- Obleas de arroz. Esto es chinorri y puede costar encontrarlo, pero que sepais que en El Corte Inglés hay, allá cada uno con su conciencia :P
- Gambas peladas y troceadas. O gambas de verdad, las cocéis y las peláis, vaya.
- Carne picada. De cantidad más o menos como de gambas.
- Cebolla picada.
- Puerro, cortado finito.
- Un par de centímetros de gengibre fresco, picadito.
- Fideos de arroz. Un poco lo que encontréis, pero mejor si no son de los transparentes.
- Salsa de soja.

Elaboración:
Lo primero es poner a cocer la pasta. La pasta china normalmente se cocina en mucho menos tiempo que la pasta normal, y a veces agua templada es suficiente. Intentad que esté cocinada al mínimo y la laváis con agua fría abundante.

Por otro lado en una sartén sofreimos la cebolla. Antes de que llegue a estar dorada añadimos la carne, las gambas y el gengibre. Nada de sal. Sacamos la chicha y la pasamos a un bol, dejando el aceite en la sartén por donde pasaremos la pasta china. Incorporamos la pasta al bol y añadimos el puerro crudo pero cortado muy finito junto con un chorro de salsa de soja.

Ahora viene la parte más filipina y que parece complicada la primera vez, pero no es tan chungo como puede parecer. Ponemos un poco de agua a calentar y la ponemos, templada, en un plato grande, lo suficiente como para poder pasar por allí las obleas de arroz sin que nos quememos los dedos y sin que se doblen. Ya reblandecidas las ponemos en una tabla, ponemos un montoncito en un extremo y lo enrollamos como toda la vida, es decir, como un porrete. Los extremos se doblan y, para que se queden pegados, nos mojamos los dedos en agua.

El último paso es freir los rollitos en aceite. De girasol porque es chinorri y así no le dejamos el sabor del aceite de oliva. Luego se sirven en la mesa bien con salsa de soja para mojar o bien con la salsa de chile dulce de la que habló mi compañera hace unos meses. Algún espabilado vendrá y dirá que esto no es ni Maculi ni nada, y que se llaman rollitos Vietnamitas. Y yo digo, ehhh, fuera! La receta es nuestra, mi tesoro!

Qué aproveche! Yo mañana me subo en el avión a las tierras del sur!

El pollo por el mango!

Con esto de tener un blog siempre me pasa lo mismo. En mi defensa diré que en este tiempo que llevo ausente -entre otras cosas- me han deprimido, me he mudado a una casa con fantasma y me ha alegrado la existencia una señora muy maja llamada Maricuri. Lo de la casa con fantasma merecería una historia completa, pero se lo voy a resumir con que abrimos un armario y nos encontramos unas fotos en blanco y negro al más puro estilo de Los Otros. The Others, toma ya. Los de la agencia nos han dicho que sí, que murieron en el salón, pero que luego ellos ya lo habían limpiado todo. Muy eficientes, hombrepordios!

La casa es muy maja y se merece otro tema aparte. Esto lo resumiré en que la nevera tiene dos puertas. Pero ojo, una a la izquierda y otra a la derecha, como las de las pelis! Y sí, hace hielo eterno non-stop. Menos el otro día que hicimos una fiesta y la dejaron exhausta. Pobre.

Puesto que Rotulator no para de meterle al tema patrio, hoy vamos con un pollo que no se de donde habrá salido, pero que hay que cogerlo por el mango. La receta: El pollo por el mango. Diántres!

Ingredientes:
- El pollo. Y aquí por opciones personales: unas pechugas quedarán más secas (malo) porque tienen menos grasa (bueno). Unos contramuslos quedarán más jugosetes y más riquis.
- Un mango. Si es de verdad, pues lo pelais y dejáis la fruta en trocetes. Si tenéis más prisa quizá encontréis uno de lata.
- Lima o limón.
- Una cebolla.
- Un diente de ajo cortado fino.
- Una guindilla picada también.
- Una cucharita de azucar moreno (totalmente opcional).
- 2 cm de gengibre fresco y rayado.
- Semillas de sésamo.
- Un chorrete de salsa de soja y otro de vino de arroz (mirin) o vino dulce.

Elaboración:
Salpimentamos el pollo y lo ponemos en un bol a marinar junto con el zumo de la lima, la salsa de soja y el vino, el ajo, la guindilla y el gengibre picadito. Lo podemos dejar un par de horas en la nevera, o lo que veáis si tenéis algo más de prisa. Mientras os podéis entretener con el mango, unos vinos, unas cervezas o no sé, vaya.

En una sartén buena ponemos la cebolla picada a sofreir con un chorro generoso de aceite, junto con el azucar. Antes de que se dore la cebolla le añadimos el pollo reservando el liquidete que hemos utilizado para marinar, pero añadiendo la parte sólida (ajo, gengibre, etc.). Lo dejamos a un fuego suficientemente fuerte como para que no se cueza y, cuando esté listo, añadimos el líquidete que nos quedaba. Diez minutillos así y le ponemos el mango. Lo dejamos un rato y ale, a la mesa!

El pollo sabe un poco dulce y, gracias a la guindilla, picante. Y acompañado por un plato de arroz bueno queda estupendo. Vamos, que se note por donde se agarra al pollo!

lila international dinner

Los Lilas estuvimos el martes de celebración. Emulando a las mejores empresas, que en estos días se van de comilona con la excusa de que es Navidad, los "peores" improvisadores de la Liga de Granada hicimos una fiesta gastronómica por todo lo alto. En realidad estuvimos chez moi y cada uno de nosotros colaboró con un plato especial de la cocina internacional. Había tanto y de todo que hubieramos necesitado veinte horas para comer.




Rúa se vino tempranito porque necesitaba mucho tiempo para preparar una auténtica ciber empanada gallega. Que nadie se asuste por lo de ciber pues, aunque en el subconsciente del gallego estaba la voz de su abuela dando consejos, hay veces que una ayudita no viene mal. Jarbo se peleaba con las pechugas de pollo y el mole. Y una servidora intentaba calcular si 300 gr de arroz serían suficientes para que todo el mundo pudiera probar un poco de sushi. Sacamos una botella de Somontano que había por allí y antes de que dieran las nueve, yo ya no distinguía cual era el lado brillante del alga nori.




Los problemas siempre surgen en una minicocina con al menos cinco personas intentando elaborar algo riqui. Pero todo se soluciona si se respentan unos turnos para el horno y se dispone de improvisadas mesas supletorias. La empanada, aunque salió del ciberespacio, estaba superior. Digo yo que algo tendrá que ver la media hora de reloj que el señor vigués estuvo amasando. Llevaba nombre y todo: Lila TE (Lila Tema Empanada), pero un joven ansioso, con nombre de una cosa que se le unta a las tostadas, se comió la mitad de la L antes de que llegara a la mesa.




María acudió con unos crêpes divinos, para acallar a las víboras que aun le echan en cara su sopa de sobre del último NoHay Festival. El tremendo éxito de su plato la puso muy contenta...




La pequeña Inmica nos volvió a deleitar con unas empanadillas criollas de lujo. Rellenas de queso y albahaca, con miel por encima. Mmmm!




También había pollo a la Pantoja, que se encargó de traer Mademoiselle Baguette. Sólo con eso hubiéramos cenado. También nos destacamos por ser unos exagerados a la hora de calcular. A mí, después de mucho deliberar, me parecieron pocos 300gr de arroz y eché 400gr, así que no tenía luego suficientes superficies de madera para que se enfriara la cosa. Cuando ya todo el mundo estaba a punto de reventar, sale el Bletazo con un plato que no se lo salta un galgo. Tiramisú de producción casera, que se llevó las mayores alabanzas, y del que, a pesar de la cantidad de comida ingerida previamente, no dejamos ni una pizca.




Crêpes, sushi, empanada gallega, tacos de pollo al mole, empanadillas criollas, pollo a la Pantoja, tiramisú, magdalenas de chocolate, algo de vino y mucha cerveza. Fue una celebración por todo lo alto. Los lilas nos destacamos por improvisarlo todo y como no hablamos antes de vernos, hubo dos platos de pollo, dos de enrollar, dos de empanada... The Lila Way of Life...


Para terminar nos enganchamos un concierto de Queen que tenía Rúa por ahí y no pudimos resistir la tentación de montar en un momento un altarcito al gran Freddy, persona humana que tenemos en gran estima y de la cual, los improvisadores de Granada, tenemos mucho que aprender.


martes, 16 de diciembre de 2008

comilona müller

No tengo fotos que lo atestigüen, pero ayer hubo en Casa Greñúa un homenaje a la "simpática" Franziska Müller. La disciplina que suele regir su estricto régimen alimentario no le impide, de vez en cuando, ponerse hasta las trancas de su plato favorito: auténticas salchichas frankfurt con puré de patatas maculi, col salteada y compota de manzana.

Las salchichas se hacen a la plancha; la col se pica y se fríe con ajo y un chorrito de limón; el puré se prepara como dice por ahí Neikos; y la compota... bueno me lo voy a currar un poco

-Compota de manzana-

Ingredientes:
- Manzana
- Limón
- Azúcar


Elaboración:
Se pela la manzana y se corta en trocitos muy pequeños. Se pone en un cazo con una cucharada de azúcar, el zumo de medio limón y un chorrito de agua. Se pone a cocer a temperatura no muy alta con la tapa puesta. De vez en cuando se destapa para intentar machacar un poco la manzana, con una cuchara de palo o el mazo del mortero si es de madera. En 20 minutos más o menos ya lo tenemos listo, cuando se ha puesto de color dorado. Retiramos y ya se puede servir.

El plato Müller se sirve con una o dos salchichas a la plancha (depende del comensal), un poco de col salteada, puré de patatas en abundancia y compota de manzana al gusto. Aunque parezca excesivo, algunos fanáticos la suelen acompañar de mostaza. Franziska es una de ellos y dicen que antes de sus partidos más polémicos no falta un plato de estos en su mesa.

viernes, 12 de diciembre de 2008

coliflor power

Todos hemos sido pequeños alguna vez, y todos hemos puesto cara de repugnancia ante el olor apestoso de las coliflores cociéndose en las cocinas de media España. Desde Rentería a Alicante pasando por Zaragoza, Madrid y Granada, las ollas de nuestras familias han expulsado los gases pestosos de las coliflores mientras nosotros íbamos acumulando un odio visceral contra tan hermosa hortaliza. Todo era culpa del azufre, parece de coña. Una coliflor es un prodigio de la naturaleza, una bonita flor que contiene gran cantidad de agua y poco aporte calórico. Diurético y no engorda. ¿Qué más podemos pedir? Pues también resulta que este vegetal, así como coles, brecoles y demás familiares, "ayudan al hígado a desintoxicar el organismo eliminando aquellas toxinas que, con el tiempo, podría desencadenar el crecimiento de células cancerosas". Todo son ventajas. Bueno vale, también provoca gases, pero un pedete a tiempo siempre es mejor que una célula cancerosa.

Desde aquí reivindico el valor nutritivo de las coliflores -buena fuente de fibra (para evitar estreñimientos) así como de vitaminas y minerales- para terminar de una vez por todas con el estigma que rodea a esta rica verdura y romper una lanza en favor de ella. Hace tiempo escribí una receta de crema de coliflor, y ahora ataco de nuevo para intentar convencer a los que les repugna. Esta vez con otra sopita que aprendí de una tía mía, que me hizo abandonar mis problemas con este alimento y con el que conseguí que hasta Mademoiselle Baguette se atreviera a probarlo.

- Sopa de coliflor de mi Títa Encarnita -

Ingredientes:
- Coliflor
- Caldo de verduras, pollo o pastilla de Avecrem o similar o...
- Almendras
- Ajos
- Pan duro
- Aliño (el ingrediente secreto)


Elaboración:
En una olla se pone medio litro de caldo a calentar y se echa la coliflor picada. Mi tía la hace separando flores del tamaño de un pulgar pero es más costoso y la coliflor tiene que ser pequeña. Eso sí, la sopa queda más bonita. Si no tenemos caldo lo hacemos con agua y luego le añadimos una pastilla de esas, o polvos mágicos. La coliflor tiene que estar cociendo unos 10 minutos.

A parte, y cada cosa por separado, se fríen en un poco de aceite, un par de ajos pelados y enteros, un puñado de almendras peladas y un puñado de trozos de pan. Este proceso es el más delicado pues hay que tener cuidado con no quemar nada, y el pan se quema con sólo mirarlo. Todo esto se reserva en el mortero hasta que se enfríe un poco y luego se machaca. (Si tenemos las almendras con piel, un truco para pelarlas fácilmente es echarles un poco de agua hirviendo por encima y esperar un par de minutos. Luego con cuidado para no quemarnos los deditos las vamos sacando del agua y les quitamos la piel.) A este majado se le añade el aceite de freír y el ingrediente secreto. El "aliño" es una mezcla que se hace en mi pueblo y que solemos tener siempre en el frigo para alegrar la cara a cualquier sopa o guiso. Básicamente consiste en ajo, pan, almendras y pimiento rojo seco frito, machacado y guardado en un bote con un poco de aceite. Cómo normalmente nadie tendrá aliño en su nevera, creo que se puede sustituir por freír un pimiento rojo seco y machacar con lo anterior.

El majado secretoso se añade al caldo y ya tenemos la sopa lista. Cuidado con no dejar en el fuego más tiempo del necesario porque el pan se acaba pegando si no lo vigilamos. Yo lo dejo que haga chup chup otra vez y lo retiro.

Tengo que decir que es totalmente cierto que esta sopa gusta hasta a los que no se pueden acercar a una coliflor a menos de 100 metros, sin orden de alejamiento. Y que yo gracias a ella también me reconcilié con un alimento al que ahora no le hago ascos para nada. La coliflor cruda con salsa de mostaza también está riquísima.

viernes, 5 de diciembre de 2008

bizcocho 3, 2, 1 de chocolate de cumpleaños maculi

Como el Doctor está de mudanza, igual no se ha dado cuenta de que no le felicité el cumpleaños. Me siento fatal y cada día que pasa se me hace más cuesta arriba enfrentarme a encontrarmelo por el ciberespacio, con semejante cara tan dura (lo digo por la mía). Así que hoy voy a hacer un especial y le voy a cocinar algo por su cumpleaños. De hecho ahora mismo está en el horno. Es un bizcocho de cumpleaños, que es lo que me hacía mi abuela cuando yo era pequeña y estas celebraciones me pillaban por su casa. La diferencia es que ella lo ponía en un molde con forma de donut gigante y salía un rosco abizcochado que estaba buenísimo.

El bizcocho 3, 2, 1 es muy fácil de hacer porque todo el rato utilizas la medida del vaso de yogur para echar los ingredientes y así nunca te pasas con ninguno.

Ingredientes:
- 3 vasos (de yogur) de harina
- 3 huevos
- 2 vasos (de yogur) de azucar
- 1 yogur natural (el que te hace falta para utilizar el vaso)
- 1 vaso de aceite
- 1 sobre de levadura en polvo
- rayadura de cáscara de limón
- nueces peladas
- opcional: cacao en polvo


Elaboración:
Precalentamos el horno a 180ºC, sólo la parte de abajo. En un bol grande se echan todos los ingredientes (salvo las nueces), echando lo último la harina y la levadura. Se mezcla muy bien, con paciencia y buen brazo, hasta obtener una masa homogénea. Se unta con mantequilla un molde de paredes altas y encima se vierte la masa. Por encima se tiran unas cuantas nueces peladas y se mete todo en el horno. Se deja allí unos 45 minutos más o menos, enciendiendo la parte de arriba sólo en los últimos 10 minutos.

Como quería hacerlo de chocolate, la única diferencia es que he añadido medio vaso (de yogur) de cacao en polvo, así que espero que no lo estropee todo. Pronto tendré una foto de la maravilla que hay en el horno. El olor es muy riqui...

triturator

Viendo el Doctor Coleta lo maravillada que me quedé frente a su trituradora de 600w con la que hace picadillo todas las verduras de Escocia y buena parte de Inglaterra, quería convencerme de que me comprara una. "Tu batidora, que es igual que la mía, se sentirá mucho mejor con este nuevo complemento" me decía con un brillo en la mirada. Buscó hasta en las páginas estas de compras de segunda mano... Pero no encontró ninguna.

Yo le decía que sí, pero en el fondo tenía mi corazoncito reservado para este aparatete que se pudría de asco en los armarios de la cocina de mi madre. Esta maravilla de los inventores de utensilios domésticos, que se hicieron muy conocidos en los años setenta, tiene una ventaja frente a la nave espacial de Culkin: funciona aunque se vaya la luz. Y no hay nada más romántico que picar la verdura a la luz de una vela. Sólo hay que darle de hostias a la parte de arriba y te lo pica todo en un momento. Y tiene su truco porque las cuchillas, por un sencillo sistema rotatorio, no están todo el rato en la misma posición, sino que van girando un poquito a cada golpe de mano. En su contra diré que el trasto tiene más años que Matusalén y las cuchillas están un poco desgastadas, pero por ahora me hace el apaño. Además es un buen método para calentarse las manos y evitar sabañones. Todo son ventajas!

jueves, 4 de diciembre de 2008

lasaña de koala

Después de amenazar al hombre más guapo del mundo con el mazo del mortero, el bicho se encerró (ja ja) en la minicocina, me revolvió todos los cacharros, husmeó en todos los armarios, encontro ingredientes que hacía meses que no usaba, se ensució su lindo pelo, metió las manos en todos los botes, desenterró sartenes y ollas... y en una hora y media de ajetreo, tenía preparados todos los interiores de una lasaña. No puedo decir qué llevaba porque no estaba delante, pero sé que allí había carne picada y que en un momento dado me llamó al trabajo para preguntarme por la nuez moscada y un rallador.

La pasta era fresca, señor Maculi, de La Casa della Pasta. Por echar una manita, y más bien porque luego no me acusara de que lo había tenido encerrado entre esas cuatro (dos) paredes explotando su gracia cocinera, le cocí la pasta. Cadena de montaje en un momento, señores, que la cosa dio para dos lasañas y aún nos sobró para más. Esta tarea daba para desatar la imaginación, ya que la pasta venía en una sola lámina que tenías que cortar a tu antojo, y cuando las fuentes de tu casa son ovaladas, esto es una ventaja que te cagas.

El resultado agradó mucho a nuestros estómagos, que pedían desde hacía meses la mano del hispano-germano para satisfacerles. Para hacerme un poco la pelota y supongo que para que no me mosqueara por las torres de cacharros por fregar que me había dejado, el rubiales dibujó mi nombre en la lasaña con trozos de pasta que sobraron. Todo un detalle. Lástima que no tenga foto de eso.

lunes, 1 de diciembre de 2008

lady marmalade

La semana pasada hicimos un primer intento de hacer la tarde de las conservas. Por una falta de previsión llegamos a la frutería un poco tarde así que nos apañamos con lo que teníamos. Hicimos un par de mermeladas y dejamos para otro día lo de embotar verduras hasta que nos dolieran las manos.




Ingredientes:
Para la mermelada de naranja...
- Zumo de naranja con la pulpa
- Azucar (la mitad de la cantidad que tengamos de zumo)

Para la mermelada de tomate...
- Tomates pelados y triturados
- Azucar (también la mitad de azucar que de tomate)


Elaboración:
Las mermeladas son muy fáciles de hacer. Se mezcla la fruta con el azucar se pone al fuego a calentar y cuando haya perdido gran parte del agua y se empiece a espesar, se retira y se echa en tarros. En teoría se suele poner la misma cantidad de azucar que de fruta, pero a mí me parece demasiado dulce el resultado. El tiempo que tiene que estar al fuego también es aleatorio. Suele ser 45 minutos para un litro de naranja pero a veces te hace falta mucho menos. Las naranjas del Valle de Lecrín que trajo la Loca el otro día tenían un montón de zumo así que hubo que dejarlo más tiempo al fuego, hasta que se evaporara gran parte del líquido. Aun con todo creo que salió demasiado líquida. Para dejarlos al vacío hay que hervir los botes, media hora, en una cacerola que los cubra de agua.




Los tomates no los había hecho nunca en mermelada pero lo tenía pendiente desde que probé una que hizo mi señora madre de tomates verdes. Está mucho más rica porque no sale tan dulce (siempre huyo del azucar), pero esta vez no teníamos. Los tomates tienen que estar completamente verdes, como para los tomates verdes fritos.