viernes, 30 de octubre de 2009

sopa de lentejas y arroz integral con hinojos

Ayer le metí mano por primera vez a un hinojo y la verdad es que me cautivó. Siempre he escuchado hablar maravillas del potaje de hinojos de Granada pero nunca lo había probado, pues en mi pueblo no se estila mucho. Las vueltas que me hace dar internet en las horas libres que me dejan las actividades extraescolares y oficiales dieron con mis huesos, o mejor dicho con mis ojos, en un sitio australiano de cocina vegetariana. La Jirafa Gourmet Verde está en los enlaces y es un blog todo pintado de verde y que me gusta leer frecuentemente. Tiene muchas recetas de sopas y potajes, que me encantan, aunque todo en inglés. Pero bueno, aquí somos todos angloparlantes, no?

La receta está en el blog pero la incluyo aquí porque, está traducida, he metido alguna variante y sobre todo porque he utilizado la olla express (esa gran olvidada) y me sale una comida consistente en media hora.

Ingredientes:
- una cebolla mediana
- medio bulbo de hinojo (no me atreví a echarlo entero, porque era grande)
- una zanahoria
- dos ramas de apio
- 2 c.s. de puré de patatas (también valen los polvos del puré de bolsa) – opcional
- dos ajos
- 1 c.s. de semillas de hinojo
- 4 puñados de arroz integral
- 4 puñados de lentejas remojadas y escurridas
- 1.5l de caldo de verduras o una cucharada de esto
- 2 pellizcos de perejil picado
- queso ricota
- queso parmesano


Elaboración:
Se pica toda la verdura, cebolla, hinojo, zanahoria, apio y ajos y se pone a sofreir en un poco de aceite junto con las semillas de hinojo dentro de la olla express. A los 10 minutos echamos el laurel, el arroz, las lentejas y removemos dos minutos. A continuación se añade el puré (o patata en polvo) y el caldo de verduras (o litro y medio de agua y los polvos mágicos). Se tapa la olla y se deja hirviendo 20 minutos desde que el pitorrillo empieza a dar vueltas. Quitamos del fuego dejamos que salga el vapor con cuidado y podemos abrir. Se echa el queso ricota y se remueve bien. Se sirve con un poco de perejil picado y queso rallado parmesano. Está riquísimo.

Yo no tenía las lentejas en agua así que quedaron un poco duras. También dicen que es bueno poner el arroz integral en remojo pero tampoco lo pude hacer. Éste sí quedó bien hecho. El hinojo favorece la digestión y ayuda a expulsar los gases. Así que ya sabéis niños, si pilláis un empacho de fabada, lo mejor en comerse un potaje de hinojo después.

miércoles, 28 de octubre de 2009

tempura sin amargura

La cocina se queda hecha unos zorros pero merece la pena por el resultado. Aunque hay que calcular el tiempo que te vas a pasar en el campo de tiro del aceite y tener paciencia para ir echando las verduras poco a poco. Esta receta va dedicada para Marisleysis que le encanta pedir tempura allá donde vaya, a ver si se anima y comenta algún truqui. Otros asiduos a este blog también la cocinan pero con un preparado del Metadona cuyos resultados no tienen nada que envidiar a mi experimento de ayer. No daré nombres...




Ingredientes:
- Verduras (zanahoria, cebolla, pimiento, calabacín, berenjena, calabaza) –esto es lo que había por el frigo pero se puede innovar-
- Aceite de girasol

para la salsa...
- 4 c.s. de salsa de soja
- 4 c.s. de mirin
- 150 ml. de agua
- un pellizco de copos de bonito –lo que te cabe entre dos dedos, que no sean de los pies-

para la tempura...
- 100 gr de harina tamizada –si puede ser de arroz mejor, si no de trigo va bien-
- 150 ml de agua helada
- 1 huevo




Elaboración:
El truco para que la tempura salga buena es que la masa esté muy fría y que se prepare justo antes de freír. Lo mejor es hacer la salsa, preparar la verdura y por último hacer la masa para ponerse a freir inmediatamente después.

En un cazo se echa el mirin y se deja hervir unos 3 minutos, para que evapore un poco de alcohol. El mirin es un vino de arroz que se utiliza mucho en la cocina asiática. Si no tenemos nos podemos apañar sólo con salsa de soja pero me parecía más exótica esta presentación. Después añadimos la soja, el agua y los copos de bonito. Dejamos 5 minutos más y retiramos del fuego. Pasamos por un colador y reservamos.

Se corta la verdura, en la medida de lo posible, en forma de bastones largos. El calabacín se puede cortar en forma elipsoidal y la cebolla en aros o gajos. En un sartén tipo wok o algo parecido, si no tenemos, echamos bastante aceite de girasol y lo ponemos a calentar. El aceite dicen que tiene que estar a unos 170ºC pero yo no sabía medirlo. Lo hice a ojo, ni templado, ni muy caliente.

Para preparar la masa de la tempura se utiliza agua helada así que lo mejor es echarle cubitos y esperar un poco a que se enfríe bien. En un cuenco se echa el huevo (sin cáscara) y el agua, y se remueve un poco –es mejor no batirlo- para que se mezclen. Después hay que añadir la harina tamizada. Tamizada quiere decir que antes la pasamos por un tamiz o colador para que esté bien fina. Se vuelve a remover con una cuchara de madera y rápidamente empezamos a freír. No importan los grumos. Se va echando la verdura por tandas más bien escasas para que el aceite no se enfríe demasiado. Tiene que estar fuerte para que forme una capa crujiente, si se enfría se quedará una cosa blandurria. Total, que vamos friendo la verdura durante dos minutos más o menos y la sacamos sobre una rejilla para que escurra el aceite sobrante. Cuando terminamos lo servimos con un cuenco de salsa para cada comensal y unos palillos para que los puedan mojar.

Opcional:
Si nos sobra masa y tenemos un poco de salmón, podemos cortarlo en tacos, enharinarlo con una mezcla de harina y curry, pasarlo por la masa, y freir menos de un minuto. Queda delicioso y acompaña a la verdura de maravilla.

martes, 27 de octubre de 2009

El pollo y el Korma: mira como curry!

El otro día tenía que bajar yo a Granada a recargar las pilas solares, porque esto de vivir tan al norte se siente. El caso es que se fue el caimán, se me fue la olla y se fue mi avión. Porque ya les contaba yo a quienes me esperaban con los brazos abiertos que no hay nada como ir a imprimir una tarjeta de embarque con la más amplia de tus sonrisas y que el señor ryanair te diga que no, que no hay ningún vuelo con esas características. Y que cuando empiezas a pensar, oh, vaya, la página no funciona bien, te das cuenta de que había un vuelo exactamente igual al que ibas a coger pero que, diantres, no era en miércoles sino en martes. Y a qué día de la semana estábamos? Y yo por qué me saqué un vuelo un martes y apunté un miércoles (o mejor dicho, no apunté nada)?

En esos momentos no hay nada como esas páginas tan útiles estilo skyscanner que te ayudan a resolver estos entuertos y a buscar combinaciones para llegar hasta Granada. Y de repente se abre el cielo y ves que bueno, que hay una combinación posible pasando por London Luton, bajando desde Edimburgo con easyjet y luego volviendo con Ryanair hasta Málaga. Y de Málaga a Granada no hay más que un lindo paseo. Así que nada, manos a la obra. Sacamos el primer billete, estamos ya en London Luton y vamos a por el siguiente. Ajá. Ryanair, ajá. Londres Luton, ajá, Málaga, ajá. Y mientras se carga la página, pasas la yema de tus dedos por el relieve de los números de tu flagrante tarjeta Maestro mientras mentalmente le das las gracias a quien inventó el plástico, las cuentas corrientes, las tarjetas de crédito, el internet y las maravillas del mundo moderno que te permiten viajar de manera tan sencilla. Este instante de orgasmo tecnológico dura lo que tardas en volver a depositar tus ojos en la pantalla. Sold out? Cómo que sold out si la mierda del skyscanner, recordemos, una de esas páginas tan útiles que te ayudan a resolver entuertos, me acababa de decir que el precio estaba alive? Y vuelves a skyscanner y ves que pone price alive y tú respiras y piensas que quizá antes le diste mal a la tecla. Y ya no pasas la yema de los dedos por los números sino que te empiezas a acordar de la madre de quien inventó el plástico, las cuentas corrientes, las tarjetas de crédito, el internet y el resto de las maravillas del mundo moderno. Y de repente te encuentras en Londres Luton ajá con la legaña puesta en el ojo derecho porque saliste a las 5 de la mañana de tu casa para llegar a ese maravilloso aeropuerto moderno. Que sí, que se llama Londres Luton ajá como se podría llamar Chichinabo Luton ajá, porque no os vayais a pensar que está cerca de Londres sino en mitad de la campiña británica.

En ésas estábamos, buscando como llegar al bar Soria sito en la plaza trinidad, Granada, a tiempo de tomarme unas cañas y unas tapas con las canillas al aire, saboreando esos últimos días del verano y esos olores tan entrañables de esa plaza. En ésas estábamos cuando yo empezaba a añorar mis comidas del otoño, el calor de la familia y vaya rollo que os acabo de copiar. Porque esto no es sino un correo que escribí hace unos días pero que me viene perfecto para presentar la vuelta al cole: en estos meses de vacío rotundo me ha dado tiempo a estudiar y aprender nuevas recetas, todas basadas en la comida escocesa y allegadas. Porque uno dirá que la comida más al norte de Calais no tiene ni pizca de gracia. Y mira por donde que uno descubre que, además del tremendo fish & chips esta gente guardaba en el horno toda una suerte de casseroles, soups, y demás asados y guisos humeantes que harían derrochar saliva por cualquier comisura. Y todo esto sin hablar de los Haggies.

El plato que traemos se considera hoy en día 100% escocés, con sello SNP y todo, aunque venga de lejos. Tan lejos como que es un tipo curry. El curry en España siempre se ha asimilado a un pollo ligeramente amarillo y ligeramente picante. Con mayor o mejor fortuna estará más o menos rico, pero luego un día comes un curry propiamente indio y te das cuenta de que, entre gato y conejo, aun no conoces al segundo. Fijaos que una vez lo preparé y hubo quien dijo que no le gustaban los currys. Con la mejor de mis sonrisas dije que esto no era curry sino cualquierotracosa, y al final, todo el mundo repitió. Vamos pues: pollo korma, un curry muy suave preparado con leche de coco y distintas especias que hará que se chupen los dedos propios y extraños! Y que nadie se asuste, esto es más fácil que unas lentejas! Mira como curry!!

Ingredientes:
- Un par de cebollas, cortadas finas.
- Unas pechugas de pollo en trozos. Unos contramuslos pueden servir, pero hay que quitarle los huesos y la piel.
- Un yogur natural.
- Una lata de leche de coco.
- Unos garbanzos cocidos. O bien los coceis vosotros o bien de bote, pero luego me tiráis el bote para que nadie se dé cuenta. Esto no es muy indio pero ayuda a consumir menos CO2, ya me entendéis.
- Un buen trozo de mantequilla y un buen chorro de aceite de girasol, sin miedo a pasarse, que luego emulsiona y es lo que hace que esté rico. Girasol? oliva? muchas veces la comida asiática dará mejor resultado si apartamos el oliva virgen, porque su sabor no dejará desarrollar los otros. Y bueno, si sois capaces de encontrar ghee, de cualquier tienda china/india/pakistaní, utilizadlo aquí!
- Un buen trozo de jengibre picadito (el dedo gordo de persona normal, que dice Rotulator).
- Una o dos guindillas, sin semillas y cortadas finas. Probad si queréis primero más suave y luego metedle más picante, que engancha.
- Un puñado de almendras.
- El ingrediente secreto: las especias. En España quizá se puedan conseguir las especias ya preparadas, aunque es más complicado. Olvidaos de botes de curry en polvo, estamos buscando una pasta de curry. Algo así. Si lo encontrais, pues como 3 cucharadas soperas de eso. Si no lo encontráis o queréis hacerlo más rico aun, reunid, de cualquier tienda de especias: 1 c.s. (cucharada sopera) de semillas de cilantro molido, 1 c.p. (cuchara de postre) de pimienta, 1 c.p. de garam masala, 1 c.p. de cúrcuma, 1 guindilla seca o no, 3 ajos. Todo pasado por el mortero, con un chorro de aceite para conseguir hacer una pasta.

Elaboración:
El proceso empezó cuando pusimos a marinar el pollo ya cortado en el yogur mezclado con el jengibre picado fino y dejándolo reposar de 4 horas a toda la noche. Al día siguiente pondremos en una buena olla (hombre, una de hierro fundido le viene que ni pintado) la mantequilla y el aceite de girasol con la cebolla, las guindillas incluso un par de dientes de ajo si queremos. Retiramos a un lado de la olla esta fritura y en el aceite incorporamos la pasta de curry, o bien comprada o bien preparada por nosotros. Pasar por el fuego las especias conseguirá que expandamos su aroma, pero hay que evitar que se puedan quemar. Ahora separamos el pollo de la marinada y añadimos esta última. Una vez esté listo incorporamos la leche de coco, una cantidad algo menor de agua y las almendras. A mí que me gusta pasar toda esta salsa por la batidora, para que luego quede bien finita y ligada. Listo, el pollo y los garbanzos a la olla, el fuego bajito, la tapa puesta y a esperar a fuego lento unos 40 minutos sin que el pollo se quede duro.

Esto, junto con el chutney que mangó la Rotu y arroz basmati o, mejor aun, tailandés, quedará estupendo. Y si somos capaces de hacer un arroz pilaw, pues mucho mejor! Nada, esta tarde subo una foto!

chutney de mango o te mango el chutney

No tengo fotos. Tengo la casa impregnada de un olor a vinagre no muy agradable. Pero por primera vez he cocinado Chutney y a pesar de los contratiempos que contaré más adelante, podemos disfrutar en Casa Greñúa de una salsa que crea adicción.

El Chutney es básicamente una confitura de fruta o verdura hecha con vinagre y azucar, y varias especias. Saqué la receta de un libro que anda por casa, un poco anticuado pero con muy buenos consejos para cocinar con frutas. Aunque al principio me arrepentí mogollón por el olor a vinagre que deja en el hogar, al probarla no pudimos menos que alegrarnos lo más grande. Aunque le falta un ingrediente que luego contaré...

Ingredientes:
- dos o tres mangos (500gr de carne)
- un puñado de uvas pasas
- una guindilla
- dos ajos
- jengibre (el tamaño de un dedo gordo de persona normal)
- un vaso de vinagre
- un vaso de azucar morena (o blanca si no teneis)
- pimienta cayena
- pimentón


Elaboración:
Se pelan los mangos y se separa la carne del hueso. Esta pulpa se pone a cocer en una olla con bastante agua junto con las pasas. Después de 10 minutos retiramos del fuego y escurrimos con un colador.

En un mortero machacamos dos dientes de ajo pelados con el jengibre -pelado también- hasta que formen una pasta color carne, carne blancuzca de la que no ha tomado el sol en mucho tiempo. Después se añade la guindilla y se machaca también. A continuación se echa una c.c. (cucharadita de café) de pimentón y otra de pimienta cayena. Se añaden cuatro c.s. (curacharadas de sopa) de vinagre y se deja reposar 10 minutos.

La guindilla es un temazo. Yo elegí una tan picante que después de cortarla, olvidando lavarme las manos, apoyé inocentemente los dedos en la boca y noté el fuego de las calderas del infierno en mi perímetro bucal durante más de un cuarto de hora. Como si de una quemadura se tratase me apliqué un poco de aceite de oliva y maldije a la guindilla asesina, que por cierto llevaba más de seis meses dando vueltas por la nevera. Tanto me acojoné que tiré al cubo este aliño y comencé de nuevo con otro, esta vez sin tan picante ingrediente. Pero hay que ponerle guindilla, una menos picante.

Después de estos reposos se echa en una olla la pulpa del mango, las pasas, el vaso de azucar, el vaso de vinagre y el aliño spicy. Se pone a cocer a fuego medio durante 40 minutos o algo más, hasta que se evapore la mayor parte del líquido. Evidentemente cuando aquello empieza a evaporar el vinagre impregna toda la cocina y si tu cocina no tiene puertas, como la mía, pues todo lo que hay alrededor porque el estado gaseoso no entiende de fronteras.

Una vez hervido se deja enfriar, se mete en un bote y se guarda en la nevera. Es una salsa ideal para acompañar carnes y ya he dicho antes que crea adicción. La mía no ha salido muy picante, pero todo lo demás lo tiene muy rico. Ayer acompañó a una hamburguesa del Pibe casera de la que algún día hablaré por estos lugares.

jueves, 22 de octubre de 2009

El revoltillo de espárragos Leo-luz

Qué cierto es que en España existe una cultura gastronómica arraigada.
Cuando tenemos la gran suerte de compartir culturillas de diferentes lugares -ya sea dentro o fuera de nuestro país- se te abren todos los sentidos, paladar incluído.


He aquí pues sin más preámbulos, una receta que a un Cata-luz le brindó Loli, una andaluza afincada en León y que sabe a gloria bendita. Espárragos de Huétor que nos regaló mi santa y una receta de cómo hacerlos que nos regaló Loli. Por supuesto, no le falta Pimentón del que tanto se usa en León, que ciertamente hay que conseguir si tenéis oportunidad, porque está ahumado y le da un puntito... increíble. Allí, sencillamente, se lo echan a todo.


Ingredientes (2/3 personas)
1 manojo de espárragos trigueros
2 o 3 rebanadas de pan (si es del día anterior, mejor)
2 dientes de ajo
2 Huevos
2 c.s. (cucharas soperas) de vinagre
2 c.p. (cucharillas de postre) de pimentón
Un poco de agua y aceite


Elaboración
Se fríen las rodajas de pan en una sartén con aceite y se retiran a un mortero. Ahora doramos los ajos troceados a láminas los colocáis con el pan. Yo reservo unas cuantas laminillas, porque me encanta encontrarme los trocitos de ajo. Se le echa un poco de agua al mortero y se deja reposar. Nunca he conseguido averiguar la cantidad de agua necesaria, así que siempre la echo a ojo, sin llegar a cubrir el pan pero que se empape.



Mientras se ablanda el pan y los ajos partimos los espárragos, ni muy grandes ni muy chicos. Dicen los entendidos que el espárrago hay que partirlo con las manos, doblándolo sucesivamente hasta partirlo desde la punta del tallo hasta la base. Cuando ya no se parte sólo hay que dejar lo que queda, porque es la parte dura.


Se echan en la sartén en la que teníamos el aceite de antes, y a freír un rato, dependiendo del grosor de los mismos. Los de Huétor, como eran gordos los tuvimos unos 5 minutos a fuego medio. Al rato, les echas un poco de agua, para se acaben de cocer sin llegar a quemarse, pero una pizca de agua, no más -de vez en cuando en vez de agua les he puesto vino blanco... y están también muy ricos- y le subís un poco el fuego, para que hierva bien. Al par de la fritura podemos ir machando el pan y los ajitos con el morterito. A piñón, no hace falta más, hasta que esté bien trabado.


Con el líquido ya evaporado de la sartén, se le añaden un par de cucharillas de pimentón de León, el chorreón de vinagre y se le da un par de vueltas. Luego le añadimos el pan que habíamos machacado y los ajos, en caso de que os hubierais guardado algún ajo, claro. Le damos otro par de vueltas, y listo.


Y ahora, el toque final.
Retiramos del fuego. A los que nos gusta el revuelto meloso, uséase con el huevo no muy hecho, lo mejor es echarle primero la claras, darle un par de vueltas y luego la yema y una vuelta más. Si no os va mucho este rollo, con echarle un par de huevos y revolverlos con los espárragos, listo.
Lo que sí es importante es servirlo rápido, para que el huevo no cuaje demasiado.




Ea,
Mahlzeit!!






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