viernes, 13 de noviembre de 2009

cara de acelga

Comprarle acelgas a Rodri es llevarte a casa un macetón de hojas verdes, sabrosas y enormes que llega a ser un problema para una cocina reducida. En el frigo no caben y puestas en plan florero no me dejan sitio para nada. Así que hay que cocinarlas y congelarlas. Por lo menos me ha servido para descubrir recetas muy riquis que nunca sospeché que le podían dar tantos matices a esta denostada verdura. José Sacristán nos quitó las ganas de comer acelgas y ahora que llega el tiempo os dejo un par recetillas para que veais las posibilidades que tienen.

PURÉ DE ACELGAS
Rico puré de patatas con acelgas con un toque especial.

Ingredientes
- 1/2 kg de patatas
- 400 gr de acelgas
- 2 dientes de ajo
- 100 gr de gruyere rallado
- 50 gr de mantequilla
- chorrito de nata para cocinar
- nuez moscada


Elaboración
Poner en una cacerola las acelgas lavadas y cortadas en trozos, las patatas igual y llenar de agua hasta un dedo por encima de las patatas. Llevar a ebullición y dejar cocer 20 minutos. Cuando esté cocido se echa en un escurridor y se deja que escurra el agua (como su propio nombre indica).

En la misma cacerola ponemos la mantequilla y freimos los ajos cortados en láminas. Antes de que empiecen a dorarse se añade la nata y dos vueltas de cuchara después el queso gruyere. Se hace con el fuego bajo para que no se quemen ni los ajos ni la mantequilla. Cuando se derrite el queso se echan las patatas y las acelgas. Se añade sal y nuez moscada al gusto. A continuación se mezcla bien. Si tenemos un mash potatoes es lo mejor, para dejarlo puré puré. Si nos gusta encontrarnos los trozos de patata y acelga más enteros, lo rompemos con la cuchara de madera. Retiramos del fuego y listo para acompañar una carne o pastel de verduras.




GRATINADO DE ACELGAS SUPER RÁPIDO
Para cocineros estresados con poco tiempo entre semana.

Ingredientes
- 1 kg de acelgas
- queso rallado (el que más nos guste)
- perejil picado
- una yema de huevo
- nata para cocinar
- nuez moscada


Elaboración
Cocer las acelgas en agua hirviendo unos 20 minutos y después escurrir. En una fuente de horno engrasada (con mantequilla o aceite) poner una capa de acelgas y condimentar con sal, pimienta y nuez moscada rallada. Echar un poco de queso rallado y perejil. Hacer varias capas de éstas. Batir la yema con un poco de nata y echar por encima. Poner una última cápa de pan rallado y gratinar en el horno unos 15 minutos. Listo, listo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

pimientos de la muerte en su propia sangre

Hoy ya hace una semana y ya no pasa nada. Sí. Pero el fin de semana pasado era final de octubre y su correspondiente día de todos los santos o halloween (a mí que, como a mis compañeros de blog no soy nada nacionalista, estas cosas me dan un poco igual). Como teníamos ganas de ver los últimos días de otoño y las últimas hojas de los árboles (qué bonito) decidimos que nos íbamos a ir a pasear por las highlands y por el que debe ser el único bosque que respetaron cuando llegó la revolución industrial. Porque sí, escocia es muy verde, pero árboles más bien poquitos.

El viaje estuvo muy bien, con lluvia de domingo de esa que corta trenes y autovías... como una gota fría cualquiera, pero poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Lo bueno fue el sábado, que antes de salir de casa nos bajamos un mapa a todo correr buscado con el google y dijimos, ajá, caminata circular ajá. Dejamos el coche en este pueblo, ajá, caminamos y en dos horitas -tres y media haciendo fotos- volvemos a ese maravilloso pub a tomarnos unas buenas pintas a temperatura ambiente y quien sabe si un buen cottage pie o similar. Claro, al final se nos hizo tarde y, lo que parecía que iba a ser un paseo tranquilo estuvo a punto de convertirse en tragedia griega: en mitad del camino nos encontramos un lago que no aparecía en nuestro mapa... lo que indicaba que estábamos, como quien dice, a tomar por culo de cualquier lugar conocido.


Lo que son las cosas, uno empieza a caminar y va despacito. Luego, ves que te queda hora y media de sol, que llega la noche de halloween, y parece que te hayan metido un petardo en el culo. Ahí nos veíais a los dos corriendo colina arriba sin saber muy bien hacia donde íbamos, con el sudor frío al que uno nunca se acostumbra del todo tras las aventuras en sus viajes. Al final, no os asustéis, encontramos una carretera, lo que significaba que sí, que estábamos en chichinabo road. Yo, que iba todo contento con mis palos nuevos para caminar decía: tú tranqui, que como vamos de caminantes seguro que nos para un coche. Pues no señor, ya podian pasar recios escoceses en potentes 4x4 que ahí no paraba a dos humildes autoestopistas ni de coña. Al final dos confiados conductores pararon para ver las vistas, y la Fotógrafa, muy rápida ella, saltó rauda y veloz a ponerles cara de pena. Luego hicimos un poco de número con mucho llevarse las manos a la cabeza y mucho tirarse de los pelos cuando mirábamos su mapa, que al final se apiadaron, dieron media vuelta, y nos llevaron hasta el coche. La Fotógrafa, que como ya he dicho es muy rápida, decía que aunque fuesen mayores eran recién novios, y el tío quería impresionar a su compañera haciéndole ver que era muy majete.

Y esto, a qué viene, os preguntaréis. Pues que antes de empezar a caminar a lo loco, nos comimos unos sandwichs home made que harían las delicias de más de una y más de dos. Y es que otro día hablaré del arte del buen bocata, otro de esos asuntos pendientes, pero hoy os voy a hablar del protagonista de ese día, y que no era otro que el resto de la cena anterior: (terribles) pimientos del piquillo rellenos de morcilla de Burgos. Señoras y señores: gloria para los sentidos a la par que para el michelín. Y que se rían los elfos con sus lembas, yo me quedo con esto dondevaaparar!



Ingredientes:
La receta es tan fácil y sencilla como que practicamente solo necesitamos pimientos y morcilla. La Fotógrafa no paraba de decirme que esa morcilla estaba rica así sin más y que esos pimientos estaban ricos. Así sin más; lo único que le hizo cambiar de opinión fue probarlos. Ahí queda eso!

- Una lata o bote de pimientos del piquillo de buena calidad. Debo decir que los que yo utilicé venían directamente de la casa de Arguider. Asados en casa y todo eso!
- Una morcilla de Burgos.
- Un par de cebollas.
- Un bote de nata para cocinar.

Elaboración:
Una de las cebollas va a la sartén bien picadita con su buen chorro de aceite de oliva virgen extra. En cuanto empiezó a ponerse transparente le pusimos la morcilla: abrimos la tripa y, desehecha, a la sartén junto con alguna hierba rica (una rama de romero, tomillo, etc.). Una vez que esté en su punto justo intentamos quitarle la grasa que le sobre. A mí no es que me incordie pero hará que sean algo menos pesados. Además tengo ganas de probar algo como lo que hizo un vecino con un tofu y grasa de pato y que me impactó por la buena idea. Ya veremos.

Vale, hemos quitado un poco de grasa, pero que nadie se preocupe, todavía en el fuego le añadimos un tercio de la nata, medio minuto, y dejamos que se enfríe. Cuando podamos tocar con los dedetes esta gloria divina que hemos preparado empezamos a rellenar los pimientos. Con calma y llenándolos lo que ellos se dejen. Si algún pimiento se rompe no lo tireis, lo apartais que nos servirá para preparar la salsa: la parte final de la receta es hacer una salsa que baje la intensidad de la morcilla. Para eso freímos la otra cebolla picada junto con unos tres pimientos del piquillo también picados (por eso no importa si se rompieron algunos), le ponemos un vaso de vino blanco y dejamos que se reduzca a la mitad. Lo pasamos a un baso de batidora y batimos junto con los otros 2/3 de la nata. Es por esto por lo que los pimientos tienen que ser buenos, porque la morcilla tiene un sabor muy potente, y los pimientos van a tener que luchar contra eso para hacerse notar.

Y ale, ponemos los pimientos en una bandeja, la salsa por encima, y de ahí al horno. Media hora o así hasta que estén en su punto, ya lo veréis. Y nada, ahora a comer! Se recomienda que no sea un plato principal, porque en la cena nos comimos uno por barba y era de impresión... menos mal que había lasaña, pero eso, es otra historia. Que aproveche!