domingo, 21 de diciembre de 2008

sopa minestrone

Como dice Jorg-e en su comentario, llevamos una semana entera entrenando al cuerpo para que esté en forma en los próximos días, que amenazan con ser pesadetes para nuestros estómagos. Aunque creo que no sirve de nada. Llevo varios días terminándome los restos de la Lila International Dinner y ya no puedo más. Necesito un descanso. Así que hoy he dicho "una sopita y ya está". Pero como siempre me he acabado liando y he probado a cocinar una sopa minestrone "autentica". Así que he comido una sopaza contundente, en la que también he acabado aprovechando algún resto de la cenaca lila.


Ingredientes:
- Caldo de carne o verduras (parece ser que el mejor es el de jamón, pero yo sólo tenía un resto de caldo de verduras de la susodicha cena)
- Una zanahoria
- Un puerro
- Dos tomates
- Una cebolla roja (imagino que la blanca también vale)
- Col
- Un ajo
- Romero fresco
- Albahaca fresca
- Pasta (los restos de los paquetes valen, trozos de espaguetis, margaritas, pajaritas)
- Queso parmesano
- Aceite de oliva virgen extra



Elaboración:
Primero se escaldan los tomates en agua hirviendo para después quitarles la piel, las semillas y trocearlos. Se pica toda la verdura en juliana y el ajo se corta en láminas. En una olla (de fondo ancho mejor) se sofríe la verdura en un poco de aceite. Aquí está el primer recicle. He utilizado para esto el aceite que le sobró el otro día al gallego del relleno de la empanada. Tenía todo el sabor de su propia verdura además de la carne y el beicon, así que le ha dado un "bouquet" superior. Cuando llevamos cinco minutos pochando la verdura se añade el ajo y el romero picado (una ramita). Se deja cinco minutos más y se añade el tomate. A los dos minutos se echa el caldo (segundo recicle) y se lleva a ebullición. Se deja cocer a fuego lento durante diez minutos. Después se echa la col y se deja 5 minutillos más. Por último se echa la pasta y la albahaca troceada y se deja cocer otros cinco minutos, hasta que se haga la pasta. Se rectifica de sal y se retira del fuego. Se sirve con un chorrito de aceite de oliva por encima y parmesano rallado.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Rollitos Maculi v1.1

En realidad todo esto de los rollitos Maculi empezó hace un par de años cuando volvía de un congreso por las tierras del norte y paré a ver a mi hermana. Era su cumpleaños y quería preparar un par de cosillas. Una de ellas, unos rollitos con pasta filo y queso feta.

Tiempo después empezamos a hacer las maravillosas jornadas gastronomiles de cuesta Marañas. Y un día me dije, vamos a hacer el invento! Ahora, ni conseguí pasta filo ni queso feta ni nada. A cambio tenía unas obleas de pasta de arroz y unos fideos chinos. Con paciencia hice un apaño (v1.0) que como punto de partida no estaba mal, pero aquí, con tiempo, lo hemos dejado estupendísimo.

Ingredientes:
- Obleas de arroz. Esto es chinorri y puede costar encontrarlo, pero que sepais que en El Corte Inglés hay, allá cada uno con su conciencia :P
- Gambas peladas y troceadas. O gambas de verdad, las cocéis y las peláis, vaya.
- Carne picada. De cantidad más o menos como de gambas.
- Cebolla picada.
- Puerro, cortado finito.
- Un par de centímetros de gengibre fresco, picadito.
- Fideos de arroz. Un poco lo que encontréis, pero mejor si no son de los transparentes.
- Salsa de soja.

Elaboración:
Lo primero es poner a cocer la pasta. La pasta china normalmente se cocina en mucho menos tiempo que la pasta normal, y a veces agua templada es suficiente. Intentad que esté cocinada al mínimo y la laváis con agua fría abundante.

Por otro lado en una sartén sofreimos la cebolla. Antes de que llegue a estar dorada añadimos la carne, las gambas y el gengibre. Nada de sal. Sacamos la chicha y la pasamos a un bol, dejando el aceite en la sartén por donde pasaremos la pasta china. Incorporamos la pasta al bol y añadimos el puerro crudo pero cortado muy finito junto con un chorro de salsa de soja.

Ahora viene la parte más filipina y que parece complicada la primera vez, pero no es tan chungo como puede parecer. Ponemos un poco de agua a calentar y la ponemos, templada, en un plato grande, lo suficiente como para poder pasar por allí las obleas de arroz sin que nos quememos los dedos y sin que se doblen. Ya reblandecidas las ponemos en una tabla, ponemos un montoncito en un extremo y lo enrollamos como toda la vida, es decir, como un porrete. Los extremos se doblan y, para que se queden pegados, nos mojamos los dedos en agua.

El último paso es freir los rollitos en aceite. De girasol porque es chinorri y así no le dejamos el sabor del aceite de oliva. Luego se sirven en la mesa bien con salsa de soja para mojar o bien con la salsa de chile dulce de la que habló mi compañera hace unos meses. Algún espabilado vendrá y dirá que esto no es ni Maculi ni nada, y que se llaman rollitos Vietnamitas. Y yo digo, ehhh, fuera! La receta es nuestra, mi tesoro!

Qué aproveche! Yo mañana me subo en el avión a las tierras del sur!

El pollo por el mango!

Con esto de tener un blog siempre me pasa lo mismo. En mi defensa diré que en este tiempo que llevo ausente -entre otras cosas- me han deprimido, me he mudado a una casa con fantasma y me ha alegrado la existencia una señora muy maja llamada Maricuri. Lo de la casa con fantasma merecería una historia completa, pero se lo voy a resumir con que abrimos un armario y nos encontramos unas fotos en blanco y negro al más puro estilo de Los Otros. The Others, toma ya. Los de la agencia nos han dicho que sí, que murieron en el salón, pero que luego ellos ya lo habían limpiado todo. Muy eficientes, hombrepordios!

La casa es muy maja y se merece otro tema aparte. Esto lo resumiré en que la nevera tiene dos puertas. Pero ojo, una a la izquierda y otra a la derecha, como las de las pelis! Y sí, hace hielo eterno non-stop. Menos el otro día que hicimos una fiesta y la dejaron exhausta. Pobre.

Puesto que Rotulator no para de meterle al tema patrio, hoy vamos con un pollo que no se de donde habrá salido, pero que hay que cogerlo por el mango. La receta: El pollo por el mango. Diántres!

Ingredientes:
- El pollo. Y aquí por opciones personales: unas pechugas quedarán más secas (malo) porque tienen menos grasa (bueno). Unos contramuslos quedarán más jugosetes y más riquis.
- Un mango. Si es de verdad, pues lo pelais y dejáis la fruta en trocetes. Si tenéis más prisa quizá encontréis uno de lata.
- Lima o limón.
- Una cebolla.
- Un diente de ajo cortado fino.
- Una guindilla picada también.
- Una cucharita de azucar moreno (totalmente opcional).
- 2 cm de gengibre fresco y rayado.
- Semillas de sésamo.
- Un chorrete de salsa de soja y otro de vino de arroz (mirin) o vino dulce.

Elaboración:
Salpimentamos el pollo y lo ponemos en un bol a marinar junto con el zumo de la lima, la salsa de soja y el vino, el ajo, la guindilla y el gengibre picadito. Lo podemos dejar un par de horas en la nevera, o lo que veáis si tenéis algo más de prisa. Mientras os podéis entretener con el mango, unos vinos, unas cervezas o no sé, vaya.

En una sartén buena ponemos la cebolla picada a sofreir con un chorro generoso de aceite, junto con el azucar. Antes de que se dore la cebolla le añadimos el pollo reservando el liquidete que hemos utilizado para marinar, pero añadiendo la parte sólida (ajo, gengibre, etc.). Lo dejamos a un fuego suficientemente fuerte como para que no se cueza y, cuando esté listo, añadimos el líquidete que nos quedaba. Diez minutillos así y le ponemos el mango. Lo dejamos un rato y ale, a la mesa!

El pollo sabe un poco dulce y, gracias a la guindilla, picante. Y acompañado por un plato de arroz bueno queda estupendo. Vamos, que se note por donde se agarra al pollo!

lila international dinner

Los Lilas estuvimos el martes de celebración. Emulando a las mejores empresas, que en estos días se van de comilona con la excusa de que es Navidad, los "peores" improvisadores de la Liga de Granada hicimos una fiesta gastronómica por todo lo alto. En realidad estuvimos chez moi y cada uno de nosotros colaboró con un plato especial de la cocina internacional. Había tanto y de todo que hubieramos necesitado veinte horas para comer.




Rúa se vino tempranito porque necesitaba mucho tiempo para preparar una auténtica ciber empanada gallega. Que nadie se asuste por lo de ciber pues, aunque en el subconsciente del gallego estaba la voz de su abuela dando consejos, hay veces que una ayudita no viene mal. Jarbo se peleaba con las pechugas de pollo y el mole. Y una servidora intentaba calcular si 300 gr de arroz serían suficientes para que todo el mundo pudiera probar un poco de sushi. Sacamos una botella de Somontano que había por allí y antes de que dieran las nueve, yo ya no distinguía cual era el lado brillante del alga nori.




Los problemas siempre surgen en una minicocina con al menos cinco personas intentando elaborar algo riqui. Pero todo se soluciona si se respentan unos turnos para el horno y se dispone de improvisadas mesas supletorias. La empanada, aunque salió del ciberespacio, estaba superior. Digo yo que algo tendrá que ver la media hora de reloj que el señor vigués estuvo amasando. Llevaba nombre y todo: Lila TE (Lila Tema Empanada), pero un joven ansioso, con nombre de una cosa que se le unta a las tostadas, se comió la mitad de la L antes de que llegara a la mesa.




María acudió con unos crêpes divinos, para acallar a las víboras que aun le echan en cara su sopa de sobre del último NoHay Festival. El tremendo éxito de su plato la puso muy contenta...




La pequeña Inmica nos volvió a deleitar con unas empanadillas criollas de lujo. Rellenas de queso y albahaca, con miel por encima. Mmmm!




También había pollo a la Pantoja, que se encargó de traer Mademoiselle Baguette. Sólo con eso hubiéramos cenado. También nos destacamos por ser unos exagerados a la hora de calcular. A mí, después de mucho deliberar, me parecieron pocos 300gr de arroz y eché 400gr, así que no tenía luego suficientes superficies de madera para que se enfriara la cosa. Cuando ya todo el mundo estaba a punto de reventar, sale el Bletazo con un plato que no se lo salta un galgo. Tiramisú de producción casera, que se llevó las mayores alabanzas, y del que, a pesar de la cantidad de comida ingerida previamente, no dejamos ni una pizca.




Crêpes, sushi, empanada gallega, tacos de pollo al mole, empanadillas criollas, pollo a la Pantoja, tiramisú, magdalenas de chocolate, algo de vino y mucha cerveza. Fue una celebración por todo lo alto. Los lilas nos destacamos por improvisarlo todo y como no hablamos antes de vernos, hubo dos platos de pollo, dos de enrollar, dos de empanada... The Lila Way of Life...


Para terminar nos enganchamos un concierto de Queen que tenía Rúa por ahí y no pudimos resistir la tentación de montar en un momento un altarcito al gran Freddy, persona humana que tenemos en gran estima y de la cual, los improvisadores de Granada, tenemos mucho que aprender.


martes, 16 de diciembre de 2008

comilona müller

No tengo fotos que lo atestigüen, pero ayer hubo en Casa Greñúa un homenaje a la "simpática" Franziska Müller. La disciplina que suele regir su estricto régimen alimentario no le impide, de vez en cuando, ponerse hasta las trancas de su plato favorito: auténticas salchichas frankfurt con puré de patatas maculi, col salteada y compota de manzana.

Las salchichas se hacen a la plancha; la col se pica y se fríe con ajo y un chorrito de limón; el puré se prepara como dice por ahí Neikos; y la compota... bueno me lo voy a currar un poco

-Compota de manzana-

Ingredientes:
- Manzana
- Limón
- Azúcar


Elaboración:
Se pela la manzana y se corta en trocitos muy pequeños. Se pone en un cazo con una cucharada de azúcar, el zumo de medio limón y un chorrito de agua. Se pone a cocer a temperatura no muy alta con la tapa puesta. De vez en cuando se destapa para intentar machacar un poco la manzana, con una cuchara de palo o el mazo del mortero si es de madera. En 20 minutos más o menos ya lo tenemos listo, cuando se ha puesto de color dorado. Retiramos y ya se puede servir.

El plato Müller se sirve con una o dos salchichas a la plancha (depende del comensal), un poco de col salteada, puré de patatas en abundancia y compota de manzana al gusto. Aunque parezca excesivo, algunos fanáticos la suelen acompañar de mostaza. Franziska es una de ellos y dicen que antes de sus partidos más polémicos no falta un plato de estos en su mesa.

viernes, 12 de diciembre de 2008

coliflor power

Todos hemos sido pequeños alguna vez, y todos hemos puesto cara de repugnancia ante el olor apestoso de las coliflores cociéndose en las cocinas de media España. Desde Rentería a Alicante pasando por Zaragoza, Madrid y Granada, las ollas de nuestras familias han expulsado los gases pestosos de las coliflores mientras nosotros íbamos acumulando un odio visceral contra tan hermosa hortaliza. Todo era culpa del azufre, parece de coña. Una coliflor es un prodigio de la naturaleza, una bonita flor que contiene gran cantidad de agua y poco aporte calórico. Diurético y no engorda. ¿Qué más podemos pedir? Pues también resulta que este vegetal, así como coles, brecoles y demás familiares, "ayudan al hígado a desintoxicar el organismo eliminando aquellas toxinas que, con el tiempo, podría desencadenar el crecimiento de células cancerosas". Todo son ventajas. Bueno vale, también provoca gases, pero un pedete a tiempo siempre es mejor que una célula cancerosa.

Desde aquí reivindico el valor nutritivo de las coliflores -buena fuente de fibra (para evitar estreñimientos) así como de vitaminas y minerales- para terminar de una vez por todas con el estigma que rodea a esta rica verdura y romper una lanza en favor de ella. Hace tiempo escribí una receta de crema de coliflor, y ahora ataco de nuevo para intentar convencer a los que les repugna. Esta vez con otra sopita que aprendí de una tía mía, que me hizo abandonar mis problemas con este alimento y con el que conseguí que hasta Mademoiselle Baguette se atreviera a probarlo.

- Sopa de coliflor de mi Títa Encarnita -

Ingredientes:
- Coliflor
- Caldo de verduras, pollo o pastilla de Avecrem o similar o...
- Almendras
- Ajos
- Pan duro
- Aliño (el ingrediente secreto)


Elaboración:
En una olla se pone medio litro de caldo a calentar y se echa la coliflor picada. Mi tía la hace separando flores del tamaño de un pulgar pero es más costoso y la coliflor tiene que ser pequeña. Eso sí, la sopa queda más bonita. Si no tenemos caldo lo hacemos con agua y luego le añadimos una pastilla de esas, o polvos mágicos. La coliflor tiene que estar cociendo unos 10 minutos.

A parte, y cada cosa por separado, se fríen en un poco de aceite, un par de ajos pelados y enteros, un puñado de almendras peladas y un puñado de trozos de pan. Este proceso es el más delicado pues hay que tener cuidado con no quemar nada, y el pan se quema con sólo mirarlo. Todo esto se reserva en el mortero hasta que se enfríe un poco y luego se machaca. (Si tenemos las almendras con piel, un truco para pelarlas fácilmente es echarles un poco de agua hirviendo por encima y esperar un par de minutos. Luego con cuidado para no quemarnos los deditos las vamos sacando del agua y les quitamos la piel.) A este majado se le añade el aceite de freír y el ingrediente secreto. El "aliño" es una mezcla que se hace en mi pueblo y que solemos tener siempre en el frigo para alegrar la cara a cualquier sopa o guiso. Básicamente consiste en ajo, pan, almendras y pimiento rojo seco frito, machacado y guardado en un bote con un poco de aceite. Cómo normalmente nadie tendrá aliño en su nevera, creo que se puede sustituir por freír un pimiento rojo seco y machacar con lo anterior.

El majado secretoso se añade al caldo y ya tenemos la sopa lista. Cuidado con no dejar en el fuego más tiempo del necesario porque el pan se acaba pegando si no lo vigilamos. Yo lo dejo que haga chup chup otra vez y lo retiro.

Tengo que decir que es totalmente cierto que esta sopa gusta hasta a los que no se pueden acercar a una coliflor a menos de 100 metros, sin orden de alejamiento. Y que yo gracias a ella también me reconcilié con un alimento al que ahora no le hago ascos para nada. La coliflor cruda con salsa de mostaza también está riquísima.

viernes, 5 de diciembre de 2008

bizcocho 3, 2, 1 de chocolate de cumpleaños maculi

Como el Doctor está de mudanza, igual no se ha dado cuenta de que no le felicité el cumpleaños. Me siento fatal y cada día que pasa se me hace más cuesta arriba enfrentarme a encontrarmelo por el ciberespacio, con semejante cara tan dura (lo digo por la mía). Así que hoy voy a hacer un especial y le voy a cocinar algo por su cumpleaños. De hecho ahora mismo está en el horno. Es un bizcocho de cumpleaños, que es lo que me hacía mi abuela cuando yo era pequeña y estas celebraciones me pillaban por su casa. La diferencia es que ella lo ponía en un molde con forma de donut gigante y salía un rosco abizcochado que estaba buenísimo.

El bizcocho 3, 2, 1 es muy fácil de hacer porque todo el rato utilizas la medida del vaso de yogur para echar los ingredientes y así nunca te pasas con ninguno.

Ingredientes:
- 3 vasos (de yogur) de harina
- 3 huevos
- 2 vasos (de yogur) de azucar
- 1 yogur natural (el que te hace falta para utilizar el vaso)
- 1 vaso de aceite
- 1 sobre de levadura en polvo
- rayadura de cáscara de limón
- nueces peladas
- opcional: cacao en polvo


Elaboración:
Precalentamos el horno a 180ºC, sólo la parte de abajo. En un bol grande se echan todos los ingredientes (salvo las nueces), echando lo último la harina y la levadura. Se mezcla muy bien, con paciencia y buen brazo, hasta obtener una masa homogénea. Se unta con mantequilla un molde de paredes altas y encima se vierte la masa. Por encima se tiran unas cuantas nueces peladas y se mete todo en el horno. Se deja allí unos 45 minutos más o menos, enciendiendo la parte de arriba sólo en los últimos 10 minutos.

Como quería hacerlo de chocolate, la única diferencia es que he añadido medio vaso (de yogur) de cacao en polvo, así que espero que no lo estropee todo. Pronto tendré una foto de la maravilla que hay en el horno. El olor es muy riqui...

triturator

Viendo el Doctor Coleta lo maravillada que me quedé frente a su trituradora de 600w con la que hace picadillo todas las verduras de Escocia y buena parte de Inglaterra, quería convencerme de que me comprara una. "Tu batidora, que es igual que la mía, se sentirá mucho mejor con este nuevo complemento" me decía con un brillo en la mirada. Buscó hasta en las páginas estas de compras de segunda mano... Pero no encontró ninguna.

Yo le decía que sí, pero en el fondo tenía mi corazoncito reservado para este aparatete que se pudría de asco en los armarios de la cocina de mi madre. Esta maravilla de los inventores de utensilios domésticos, que se hicieron muy conocidos en los años setenta, tiene una ventaja frente a la nave espacial de Culkin: funciona aunque se vaya la luz. Y no hay nada más romántico que picar la verdura a la luz de una vela. Sólo hay que darle de hostias a la parte de arriba y te lo pica todo en un momento. Y tiene su truco porque las cuchillas, por un sencillo sistema rotatorio, no están todo el rato en la misma posición, sino que van girando un poquito a cada golpe de mano. En su contra diré que el trasto tiene más años que Matusalén y las cuchillas están un poco desgastadas, pero por ahora me hace el apaño. Además es un buen método para calentarse las manos y evitar sabañones. Todo son ventajas!

jueves, 4 de diciembre de 2008

lasaña de koala

Después de amenazar al hombre más guapo del mundo con el mazo del mortero, el bicho se encerró (ja ja) en la minicocina, me revolvió todos los cacharros, husmeó en todos los armarios, encontro ingredientes que hacía meses que no usaba, se ensució su lindo pelo, metió las manos en todos los botes, desenterró sartenes y ollas... y en una hora y media de ajetreo, tenía preparados todos los interiores de una lasaña. No puedo decir qué llevaba porque no estaba delante, pero sé que allí había carne picada y que en un momento dado me llamó al trabajo para preguntarme por la nuez moscada y un rallador.

La pasta era fresca, señor Maculi, de La Casa della Pasta. Por echar una manita, y más bien porque luego no me acusara de que lo había tenido encerrado entre esas cuatro (dos) paredes explotando su gracia cocinera, le cocí la pasta. Cadena de montaje en un momento, señores, que la cosa dio para dos lasañas y aún nos sobró para más. Esta tarea daba para desatar la imaginación, ya que la pasta venía en una sola lámina que tenías que cortar a tu antojo, y cuando las fuentes de tu casa son ovaladas, esto es una ventaja que te cagas.

El resultado agradó mucho a nuestros estómagos, que pedían desde hacía meses la mano del hispano-germano para satisfacerles. Para hacerme un poco la pelota y supongo que para que no me mosqueara por las torres de cacharros por fregar que me había dejado, el rubiales dibujó mi nombre en la lasaña con trozos de pasta que sobraron. Todo un detalle. Lástima que no tenga foto de eso.

lunes, 1 de diciembre de 2008

lady marmalade

La semana pasada hicimos un primer intento de hacer la tarde de las conservas. Por una falta de previsión llegamos a la frutería un poco tarde así que nos apañamos con lo que teníamos. Hicimos un par de mermeladas y dejamos para otro día lo de embotar verduras hasta que nos dolieran las manos.




Ingredientes:
Para la mermelada de naranja...
- Zumo de naranja con la pulpa
- Azucar (la mitad de la cantidad que tengamos de zumo)

Para la mermelada de tomate...
- Tomates pelados y triturados
- Azucar (también la mitad de azucar que de tomate)


Elaboración:
Las mermeladas son muy fáciles de hacer. Se mezcla la fruta con el azucar se pone al fuego a calentar y cuando haya perdido gran parte del agua y se empiece a espesar, se retira y se echa en tarros. En teoría se suele poner la misma cantidad de azucar que de fruta, pero a mí me parece demasiado dulce el resultado. El tiempo que tiene que estar al fuego también es aleatorio. Suele ser 45 minutos para un litro de naranja pero a veces te hace falta mucho menos. Las naranjas del Valle de Lecrín que trajo la Loca el otro día tenían un montón de zumo así que hubo que dejarlo más tiempo al fuego, hasta que se evaporara gran parte del líquido. Aun con todo creo que salió demasiado líquida. Para dejarlos al vacío hay que hervir los botes, media hora, en una cacerola que los cubra de agua.




Los tomates no los había hecho nunca en mermelada pero lo tenía pendiente desde que probé una que hizo mi señora madre de tomates verdes. Está mucho más rica porque no sale tan dulce (siempre huyo del azucar), pero esta vez no teníamos. Los tomates tienen que estar completamente verdes, como para los tomates verdes fritos.

viernes, 28 de noviembre de 2008

cous cous con restos

Ayer tuve la suerte que tener al hombre más guapo del mundo cerca de mis sartenes. Este individuo, a parte de ser una persona de gran belleza exterior, tiene una mano en la cocina que ya la quisieran muchos de los que cobran por darnos de comer. Aprovechando que venía fatigadillo de cinco horas de bus le dí un mamporrazo con el mortero en la cabeza, te puse un delantal y lo encerré en el armario hasta que me prometió que hoy haría lasaña. También me dio unos consejillos útiles para la cena de anoche y le dio el toque secreto al plato de cous cous. El cous cous no lo hago casi nunca, pero habíendo restos es un valor seguro.






Ingredientes:
- Cous cous
- Cebolla o cebolleta
- Pasas
- Puerro
- Zanahoria
- Calabacín
- Col
- Caldo de verduras o pollo, o pastilla o polvos mágicos...
- Restos (pechuga de pollo en salsa de almendras)
- Curry
- Aceitunas negras


Elaboración:
Se pican todas las verduras y se pochan en un poco de aceite, sin que lleguen a quemarse. Por otro lado se calienta el caldo o se prepara con los polvos, pastillas... La pechuga de pollo con salsa de almendras es una receta de la Loca y si ella quiere, que la cuelgue porque está buenísima. Hizo el otro día para invitar a todo Cuesta Marañas, así que antes de tener que ingresarla por sobredosis le hemos dado un nuevo uso. Cortamos los trozos de pechuga y con toda la salsa los añadimos a las verduras.

Cuando tengamos esto preparado, le echamos un vaso de cous-cous y después de remover un poco, la misma cantidad de caldo, o sea un vaso. Las pasas las eché en el caldo caliente para que se remojaran un poco, así que cayeron con todo. Se le da dos meneos buenos y se deja reposar tapado durante cinco minutos.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

bares sin mala follá

Saltándome por todo lo alto el motivo por el cual no publicamos más a menudo en el blog, pasaré directamente a tema que hoy me ocupa.

Tengo al eje del mal -o del bien, según se mire- alojado en mi mente y ratos libres desde hace un par de días. La Pícara y Susa están que lo dan todo por los bares de Granada y su provincia, y yo me he unido a ellas encantada, formando un trío arbitral que ya quisieran muchos partidos de match y su puta madre. Cada día nos hemos hecho acompañar de un buen mozo -siempre diferente- para que fuera testigo de nuestras andanzas y descubrimientos.

El tema en sí, y que habrán adivinado con el título de post, es que después de dos días de disfrutar de gente majísima detrás de una barra hemos llegado a la conclusión de que hay que huir de los bares donde te tratan mal. En una ciudad con tanta variedad, entrar en una taberna donde abunda la mala follá ya no está justificado. Así que inauguramos una sección (nos encanta inaugurar secciones que luego sólo tienen un par de entradas) que paralelamente a la de cañas a 1'50€ evaluará los bares en los que te tratan de maravilla.

Buena suerte la nuestra, que ayer terminamos en las termas de Alhama -para no faltar a la tradición de las visitas pícaras- acompañadas por un Manu que en principio tenía que currar hasta las mil, pero que cuando intuyó la presencia cercana del Tiger dejó todos los experimentos para otro día. El Tigre y su camarero son un lujo. Ya lo dije ayer, para mí ir a Alhama es un 50% termas, un 50% Tigretón. Las tapas están muy ricas pero si te las venden con esa gracia te comes hasta la concha de las almejas. Unas "setitas de mi Alhama", unas "delicias de la casa" que están deliciosas, "un tomatito de presentación" que es una pedazo de ensaladaca. Todo a muy buen precio, oye. Menos mal que nos fuimos a tiempo y no nos enganchó el cliente de última hora, un tocayo de nuestro conductor que nos quería invitar a todo y más, con tal de que le diéramos compañía y conversación.

El día anterior, y esta vez acompañadas de otro barbudo, conocimos a Fran, personaje de la plaza de Trinidad que lleva mogollón de años repartiendo buenas tapas -y nosotras sin saberlo- en el bar Soria. Todo un museo del buen comer y de la buena gente. Una suerte probar alguna de sus tres salsas. Una suerte que se acabara el barril y nos pusiera quintos de Mahou. Una suerte quedarse hasta el final y que nos contase sus cositas. En mi familia por parte de madre hay una tradición a la que no nos gusta faltar y es que nos cuesta mucho irnos los primeros a dormir cuando estamos de alterne. Mi tío Pepe lo defiende fervientemente diciendo que "a última hora siempre pasa lo mejor". Cuánta razón tiene...

martes, 11 de noviembre de 2008

Cocina Internacional

Como sé que Rotulador me va a echar la bronca por no escribir por estos lares aprovecho con una noticia bomba: nos hemos echo internacionales. A partir de ahora hay un nuevo icono ahí a la izquierda que permite la traducción simultánea de toda gilipollez que pongamos por aquí. No sé cuanto pagan al hombre que hace las traducciones, pero ya os digo que para la velocidad a la que traduce hay pocas quejas. Vaya, mañana mismo le quitan el trabajo a la Pícara.

Eso sí, habrá que ver como se le da el From lost to the river...

lunes, 10 de noviembre de 2008

lasaña con restos

Creo que ya lo he dicho por aquí pero lo repito "por si acas". A mi, lo de aprovechar los alimentos que están a punto de morir en la nevera es una cosa que me da mucha alegría y me deja un buen humor para el resto del día que a algunos les parece sorprendente. Los restos son una cosa que siempre hacen bulto en la nevera o en los armarios de la cocina y que parece que estás guardando para nada. Nada, nada. Nada más lejos de la realidad. Muchas veces te salvan la vida, la vida gastronómica. Ese paquete de arroz al que no le queda ni un puñado para alegrar unas lentejas; ese culín de sopa que te entona en una fría madrugada; ese pimiento morrón abandonado en una lata en el frigo que colorea una triste tortilla francesa. Hay gente (algunos de mi familia) que no soportan los restos pero a mí me encantan. Además hay una máxima en mi cocina (qué eufemismo, lo de la cocina) que me gusta cumplir a rajatabla: LA COMIDA NO SE TIRA. Con la comida siempre se puede hacer un apaño, lo último es tirarla.

Ayer se me ocurrió hacer lasaña, que hacía mucho tiempo que no cocinaba. Más que nada porque en verano le tengo alergia al horno, pues aunque sea pequeñico desprende unas calorías que hasta se quejan los armarios, y en verano ya sudamos bastante. Así que lo tenía abandonado desde hace meses. Después de imaginarme la lasaña gratinada saliendo del horno -mientras mis jugos gástricos saltaban de alegría- me di cuenta de que sólo me quedaban dos placas por un lado y cuatro por otro, cada una de su padre y de su madre, y dos invitados en camino para comer. Sin embargo siempre hay sitio para el ingenio en esta minicocina y al final me salió un plato muy apañao. Que se lo pregunten a los dos barbudos fatigados que se la metieron entre pecho y espalda.


Ingredientes:
- Placas de lasaña (de distintos colores y procedencias)
- Espinacas
- Ajo
- Pollo
- Cerveza
- Especias (orégano, mejorana, nuez moscada)
- Tomates maduros
- Albahaca
- Queso
- Aceite y sal



Elaboración:
Las placas de lasaña se cuecen como pone en el paquete y como en cada uno ponía una cosa las tuve que cocer por separado. Dos de las susodichas eran de espinacas y precocidas, de esas que no hace falta hervir, pero después de dos sonoros fracasos en ocasiones pasadas, donde después de haber salido del horno la pasta estaba dura como una regañá, ayer decidí que las escaldaba un poco.

Para el relleno, se ponen a freír en un chorro de aceite de oliva, un par de ajos (hay que pelarlos que ayer se me olvidó, y ese fue mi pequeño fracaso), pollo troceado, orégano y mejorana. El pollo era parte de una pechuga abandonada a su suerte en el congelador desde hace no sé cuánto y trozos recuperados de un muslo que previamente había bailado en caldo para darle saborcete a una sopa. Cuando la pechuga se hace un poco se añade un chorrito de cerveza. El típico culo que queda de la litrona, porque en casa la cerveza va por litros y a veces cuesta apurarla. Lo recomiendo fervientemente, cuando queden restos de cerveza, no la tiréis que a la carne o a las verduras les va de maravilla. Cuando se evapora el líquido queda una salsa espesa, entonces echamos las espinacas. Eran de bote, así que ya estaban cocidas, pero podían ser frescas igual. Ahora se aliña con nuez moscada, sal y un poco de mantequilla. Cuando la mezcla haya perdido el agua de las espinacas retiramos del fuego.

Por otro lado, batimos unos cuantos tomates maduros con un puñado de albahaca y sal, probando para no pasarnos con el cloruro sódico (esto es para el doctor quimicefa). Si no tenemos albahaca ni tomates... a lo mejor encontramos por ahí un bote de tomate frito de esos del Tesco o Metadona, que también van muy bien. Con un poco de suerte la Loca de la Baguette ha hecho salsa de tomate casera (suprema) y tenemos un bote sonriente en la nevera.

Mientras el horno se precalienta a 180ºC montamos la lasaña. En una fuente se echa un poco de la salsa de tomate, sólo para cubrir el fondo. Encima una capa de pasta intentando cubrir todos los huecos. Mi fuente es ovalada y tengo que hacer recortables con la pasta, muy creativo. Encima una capa de relleno de espinacas y pollo. Encima otra capa de pasta... Encima otra capa de relleno... Encima otra de pasta (¿quién no ha hecho esto alguna vez?). Echamos el resto de la salsa de tomate por encima cubriendo cada centímetro de pasta (esto no hay que cumplirlo a rajatabla). Por último espolvoreamos con queso parmesano rayado. Yo tenía también un resto de queso de bola que estaba pidiendo clemencia así que cayó también a la fuente y el queso de bola queda estupendo gratinado. Se mete todo en el horno y se deja hasta que se dore el queso. Después todo consiste en comer sin mucha ansia pues sale bien caliente.

lunes, 3 de noviembre de 2008

los japos en granada

Resulta que se ha liado una polémica en internet sobre los auténticos bares-restaurantes japoneses de Granada. Hay una página que se llama salir o algo así donde puedes dejar tu opinión sobre los lugares para salir de tu ciudad. Parece ser que el Wok, Yamato y Kirin son todos del mismo dueño que es un chino que se hace pasar por japonés y como aquí no entendemos, pues nos la meten doblada. Me imagino a los cocineros de estos restaurantes disfrazandose de japos todas las mañanas para ir a trabajar. Yo me cruzo muchas mañanas con la señora mayor que regenta el Yamato y desde que me enteré de que es china "le pongo una miradita y hago un ruidito" para que sepa que la he descubierto. También se disfraza de japo el dueño del Ichiban, otro bar de tapas, ya que según cuentan en la red, su familia tiene un chino tipo "tienda de los chinos" en la zona centro. Así que también le han descubierto...

Luego está el cocinero del Potemkin, que sí es japonés auténtico pero vaya... algo malo tenían que tener... Resulta que éstos preparan la comida en casa y luego la llevan en tupper y claro, como venga sanidad y toda la hostia pues les van a meter un paquete... (al Cebollas no). Y después está el auténtico y único japo de granada, el WakameSushiBar, que es único que tiene un cocinero con nombre y apellidos japoneses de verdad, de la escuela no-sé-como de Tokio. De éste hay un seguidor en internet que se come a quien le discuta que no es el mejor bar japo de Graná. Por último, ahora han abierto otro bar de tapas cerca de la estación de tren, el Made in Tokyo, que lo llevan una pareja mixta de japo-granaíno, certificados.

Este culebrón (y otros más, porque cada bar tiene su pequeña polémica) se puede seguir por internet. Además se dan lecciones sobre cuánto wasabi hay que ponerle a makisushi y cómo se escriben correctamente los nombres de los diferentes alimentos...

martes, 28 de octubre de 2008

empacho de setas

Nos pudo el ansia micóloga. Nos dejamos arrastrar por la avaricia, por el entusiasmo de encontrar nuevos ejemplares, por la abundancia de variedades... Champiñones gigantes, níscalos brillantes, pie azul, negrillas, boletos sospechosos, senderuelas solitarias, cuescos de lobo... Volvimos a casa con dos cajas de setas, más las que dejamos en el pueblo para vender. A las 10 de la noche del domingo (que eran las 11) nos vimos delante de tan espectacular surtido y nos dispusimos a limpiarlas y cocinarlas para no dejarlas que murieran. Hay que tener en cuenta que antes de llegar aquí ya llevábamos un día de lo más completito. Excursión con recogida de setas durante la mañana, madrugando en mi caso por séptimo día consecutivo; asistencia a las Jornadas Gastronómicas del Marquesado donde para pillar un plato de comida (pagado) tenías que aguantar los empujones de las señoras con los codos más afilados; entrenamiento del equipo lila, donde mi hermano -como entrenador de día- no escatimó energías para con nosotros e hizo oídos sordos a las quejas por cansancio de algunos de los participantes; cervezas en el bar Po... (no cansa pero adormila).

Así nos pusimos manos a las setas, y después de ensuciar todos los cacharros de la minicocina y parte del extranjero, a eso de las doce (que era la una) tuvimos preparado... una crema de champiñones, ensalada de lo mismo y dos platos más de setas. No teníamos bastante con eso, así que nos comimos parte de lo guisado y pasamos una mala noche que no se la deseo a nadie. Toda la noche con pesadillas donde aparecían miles de setas para ser limpiadas. Ayer no podía ni acordarme de su olor y creo que van a ir a congelador para no verlas en un par de semanas, por lo menos.


La ensalada de champiñones estaba buenísima y si quiere B, que es el padre de la criatura, que lo publique algún día, que yo no tengo los derechos y luego me manda a la SGAE (que hoy me he enterado que es muy transparente en sus cuentas, y yo sin saberlo).

Lo de vender las setas es deporte nacional en el pueblo de mis ancestros y el que quiera participar se puede venir algún día. Hay que agachar el lomo pero se pueden sacar algunos eurillos. Se venden los níscalos a un señor que viene de Valencia y aunque ahora están muy baratitos luego seguro que suben. Cuando se nos pase el empacho estamos dispuestos a volver.

jueves, 23 de octubre de 2008

Albóndigas con crema de champiñones y mermelada de cosa rica

En realidad este plato tiene inspiración en algo que probé este verano en Madrid. Tras una visita al IKEA, Alicia apareció con un invento sueco muy apañado. La idea consistía en unas albóndigas, una crema de champiñones y una mermelada de arándanos o similar. Vaya, cualquier espabilado lo habría adivinado ya por el título. Eso sí, al ser del IKEA te lo tenías que hacer tu mismo, pero venía todo a medio preparar, como si fuese una estantería. Así que me dije, acuérdate de ésta, Maculi, que lo vamos a probar en casa.

Vamos a dividir esta receta en varias partes: i) las almóndigas, y que no me venga nadie con que las de su madre o su padre son mejores, que ya lo sabemos; ii) la crema de champiñones, toda la vida comiendo champiñones y nunca había hecho esto, que rico; iii) un puré de patatas, pero nada del sobre instantáneo hombre, uno de verdad, que se tarda igual de poco y sabe mucho mejor.

Almóndiguillas:
Batimos un huevo en un bol y añadimos la carne picada (como medio kilo), sal y pimienta. A partir de aquí hay mil maneras y todas salen bien: yo le añadí unas pasas, una cucharadita de pimentón, un par de dientes de ajo picados y pan duro remojado en leche. Lo dejamos, si puede ser, como una hora para que la mezcla tome sabor. Y luego nada, hacemos unas pelotitas con forma de almondiguilla, las pasamos por harina y la freímos en aceite de oliva. Si la masa tiene demasiado líquido podemos añadir un poco de harina, pero cuanto más jugosete esté la mezcla más rico estará todo.

Crema de champiñones
Agarramos una bandeja de champiñones y los picamos finitos. Aquí le puse unos que son algo más oscuros y tienen más sabor (chesnut mushrooms les dicen), pero los de toda la vida vienen perfectos. También picamos finito una cebolla. En un cazo sofreímos la cebolla y ponemos como un vaso, vaso y medio de agua o vino blanco, sal, pimienta y nuez moscada. Añadimos los champiñones y dejamos que se cueza unos veinte minutos a fuego suave, con líquido suficiente para que en todo momento cubran los champiñones. Cuando esté listo le añadimos un bote de nata de los de toda la vida y lo dejamos unos minutos más, removiendo y vigilando que no hierva. Para terminar, pasamos todo por la batidora y lo devolvemos al fuego. Añadimos las albóndigas de más arriba y lo dejamos a fuego muy suave como 15 minutos. La crema debe ser consistente, pero líquida, así que cuidado con la nata que cada una es de su padre y de su madre. Y ya sabéis, si está muy líquida, una cucharadita de harina de maiz (o de trigo si no hay otra). Si está muy espeso, aguita, vino, nata, leche, whatever, ¡improvisa hombre!

Puré de patatas
Lo dicho, toda la vida comiendo puré de patatas de sobre cuando el de verdad está cojonudo. Cosas de la publicidad. Versión muy sencilla, pero por ahí podemos encontrar mil recetas. Y hay que ver como son las cosas, los guiris nos sacan ventaja con este tema.

Ponemos una olla con agua a calentar y mientras tanto pelamos y cortamos las patatas en dados de unos 2 cm. Y nada, cuando las patatas estén cocidas (tras echarlas a la olla, claro hombre), las escurrimos, las metemos de nuevo en la olla, agarramos el mash potatoes y a meterle caña. Chorrete de aceite o mantequilla (está más rico pero es menos sano), sal, pimienta. ¡Siempre a tope!

Y con esto está todo: el puré con la crema y las albóndigas queda estupendo. ¿Y la mermelada de cosa rica? Pues este es el truqui, cuando esté ya todo servido se pone un poquito de mermelada acompañando en el borde del plato (ahí ya vuestras habilidades decoracioniles) ¿Pero qué es la cosa rica? Pues algo en plan arándanos, moras, cualquier cosa que suene a norteño y fruta silvestre le va a quedar estupendo. Así que ale, ¡a mojar y chuparse los dedos! ¡Tiembla IKEA, a la próxima nos atrevemos con las estanterías!

jueves, 16 de octubre de 2008

tomarse una caña

Tengo una amiga del curro que si le preguntas "¿cuándo nos tomamos una caña?" siempre te responde "Una nunca", ante la imposibilidad de consumir sólo una caña cuando salimos los viernes de trabajar. Esto ya no tiene más comentario, así que queda como anécdota al margen.

Por otro lado quería comentar lo de tirar la cerveza. No al suelo o por encima de la peña cuando ya el alcohol te llega al cuello sino echarla en un vaso. Esto de tirar la caña es una cosa en la que yo no me había fijado hasta que fui a Madrid. Allí la cerveza tiene una espuma que parece "sólida" y se mantiene en el vaso casi hasta que te la terminas. Aquí la cerveza no tiene espuma... parece "meao". Por su puesto en Edinbra también tiran la cerveza de puta madre y además te la ponen, no en cañitas de 20cl sino en pintas, casi medio litrazo de cervezaca del tirón. Y tienen diez cervezas diferentes en el mismo bar, eso se agradece.

Hablando de bares... el Bella Kurva tiene cerveza Mahou, pero no la saben tirar. Las cañas a 1'60€, así que no entra en el grupo de cervezas baratis... Pero tiene unas tapillas muy ricas, unas sillas super altas y una barra más grande (¡!).

Otro bar al que fuimos a parar, más que nada porque a mí se me calienta el hocico y no puedo tomarme sólo una, es el Potemkin. Este sí tiene las cañas a 1'50€, de Estrella Levante. Lo mejor son las tapas. Nos pusieron Rollos Maculi! No sé yo qué contactos tiene el doctor pero sus especialidades ya han llegado a los bares más conocidos de Granada.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Pan from the Borders

Para completar las lentejas anteriores preparamos un pan rico en casa. Aunque la gente no se pare a hacer pan esto es algo que no se debería dejar de hacer. Es fácil, está muy bueno, siempre queda bien.

Es tan fácil que no llega ni a receta. Lo que hago es juntar harina de cualquier tipo: harina de fuerza (de panadero de toda la vida), de trigo blanca, de arroz, de maiz, etc. Le añado la levadura, la sal (una cantidad apreciable, que uno se piensa que siempre es demasiada y en realidad se necesita bastante), un chorro de aceite y agua. Cuanta agua? Pues hasta que se forme una masa que se pueda manejar con las manos sin pegarse. Después de amasarla bastante se tapa con un trapo húmedo y se deja reposar una hora. Se amasa de nuevo y se le da forma a los panes. Para mi gusto mejor varios panes pequeñitos que uno solo grande. Se deja reposar otra hora y se mete en el horno: 200 grados (o sea, bastante alto), cerca de media hora o hasta que el pan esté dorado.

Los dos factores más importantes son la harina y sobre todo la levadura. Aquí no he encontrado aun una levadura fresca, pero en España la suelen vender en panaderías y en el Metadona, donde tienen de todo, junto a los yogures y demás cosas. El tema del amasado también es interesante: cuanto más caña le metas mejor. La levadura, que es muy suya.

Más experiencias:
Lo bueno de hacer el pan tú mismo es que puedes experimentar mil cosas. Si no haces locuras muy gordas, practicamente todo lo que pruebes estará muy bueno. Normalmente es mejor introducir los extras a la harina seca, antes de añadir el agua. Puedes ponerle mucho más aceite a ver qué tal sale. Puedes freir cebolla picada o unos tomates secos. Puedes echarle las semillas que quieras. Queda muy bueno añadir aceitunas negras, en cantidad apreciable. O, como te encantó la salsa de cacahuete del otro día, se te ocurre añadir un par de cucharadas de mantequilla de cacahuete. Todo a ver qué sale.

Lo que no sale, ya aviso, es poner cebolla o ajos crudos. Una vez lo hice y se me curaron todos los resfriados. Por dios, qué peste.

Lentejas and the Borders

Ya os lo había contado antes, que desde hace algunos meses soy medio escocés. Un McDonald, como el amigo de Rotu y la Pícara. El caso es que el otro día llegó Lucha, una amiga de un amigo, obsesionada con las mónadas perfectas y con un papelito -volante los llama el señor B- en el que pedían cocineros para representar a sus councils en un programa de la tele. La tele, todo hay que decirlo, tiene el mismo logotipo que la inspección técnica de vehículos en España: itv.

Puestos a elegir un lugar podría decantarme por Edimburgo o pasarme directamente a elegir los Scottish Borders, donde mi hermana. Y no me dirán que no tiene mucho más caché, vamos, donde va a parar. Eso sí, mientras debatíamos sobre las virtudes de la cocina indígena, no nos pudimos dejar de acordar de que el domingo era San España. Dios mío! El día de la Hispanidad y yo bebiendo cerveza tibia! Nada, todos tranquilos, rapidamente organizamos una cena donde poder ensalzar los valores patrios. Aunque luego venga Rajoy y diga que es todo un coñazo. El menú: Lentejas, tortilla de patatas y pan recién hecho para poder saborear ese vegetal tan rico conocido como chorizo. Así aprovecho para seguir la línea de Rotu y recuperar nuestra cocina del terruño.

Ingredientes:
500 g de lentejas. Esta vez me sé la cantidad porque era el paquete entero.
Una lata de tomate triturado.
Una cebolla.
Como un tercio de cabeza de ajos.
Un trocete de chorizo.
Espinacas. Esto es opcional, pero así le da más cosilla.
Aceite de oliva en bastante cantidad. Como con el salmorejo, al poner mucho aceite le vamos a dar una alegría el plato digna de recordar.
Esta vez tenía un hueso de jamón que me enviaron por correo, así que a la olla!

Elaboración:
A estas alturas de la vida me da cosilla explicar como se hacen unas lentejas, pero estas navidades le dejé a Manwel un perol lleno que me lo agradeció eternamente. En fin, lo que yo hago es sofreir la cebolla con el chorizo en un chorro de aceite muy abundante. Digamos que en un vaso entero de aceite. Al rato le añadimos el tomate triturado y los ajos (enteros si queremos) y dejamos que se fría. El fuego fuerte, sin tapa, que haga chup chup y sin prisas. Cuando lo tengamos listo añadimos las lentejas, el agua (a ojo como siempre, vigilando que haya suficiente, pero que no queden muy líquidas), sal, laurel, tapamos y ale, a esperar un par de horas.

No suelo poner las lentejas en remojo la noche anterior porque se me olvida, pero es conveniente aunque no imprescindible. Por otro lado, cuando cocemos legumbres hay que tener un par de cosas en cuenta: con los garbanzos no debemos parar el hervor del agua nunca o se pondran duros. Con las alubias y fabes lo recomendable es controlar que el agua esté caliente pero sin que llegue a hervir. Y con las lentejas? Nada, sin problemas. Asi que si falta agua, pues se le pone más y listo.

Qué aproveche!

miércoles, 8 de octubre de 2008

tortilla de patatas con sorpresa

El lunes acudí a una recepción muy elegante por motivos de trabajo. Me tocó disfrazarme un poquito, Rojo fue testigo, pero a cambio de eso y de aguantar de pie un par de discursos me tomé unas tapillas muy ricas gracias a un servicio de catering de lo más profesional. De la bebida no quiero ni hablar, pues no me dio tiempo a seguir las recomendaciones del cuñado de Maculi sobre los excesos del alcohol, y probé casi todo lo que ofrecían y más. Mi estómago no paró de quejarse en todo el día de ayer y yo para compensarle le preparé el plato que diré más abajo. Sin embargo, para dar un poco de envidia, diré que probé bocaditos de pulpo á feira sobre cachelos, brocheta de piña y carabinieros, bombón de foia cubierto de chocolate, gazpacho de sandía, crêpe de pato con patatas a lo pobre, ensalada de marisco, a parte de los típicos jamón, queso y croquetillas.

No sé si es bueno para la resaca pero la Tortilla de Patatas con Sorpresa hace mucho tiempo que no la hago y creo que dará aire fresco a este sitio que está demasiado influenciado por la cocina asiática. Aviso para navegantes: por fin un plato que no lleva salsa de soja, puerros o pasta.

Ingredientes:
- Patatas
- Huevos
- Cebolla (opcional)
- Jamón de york
- Queso
- Aceite de oliva virgen extra

Elaboración:
Casi todo el mundo sabe hacer una tortilla de patatas, o esa creía yo. En secreto comento que el Doctor Maculi no sabe. El cocinero de tu vida sabrá mucho sobre cocina tailandesa pero lo que es una tortilla española de toda la vida no le sale. Así que explicaré con más detalle todo el proceso, aunque aquí el experto es el señor B. Yo siempre la hago con la cantidad de ingredientes a ojo, pero hay una leyenda urbana que la más fácil de hacer es la de seis huevos, que sería para seis personas.

Se pelan las patatas (tres grandes o cuatro medianas) y se hacen trocitos del tamaño de una chapa de cerveza o un poco más grande. También se trocea un poco de cebolla (con media está bien). Normalmente se hace sin cebolla, pero le da un sabor dulce muy rico. También me gusta mucho sustituyendo la cebolla por ajo. Bueno pues calentamos una sartén con un dedo de aceite y cuando esté caliente echamos las patatas y la cebolla. Dejamos que se frían a fuego medio, removiendo de vez en cuando, hasta que empiecen a dorarse. Aquí también hay diversas opiniones, pues hay gente que prefiere las patatas tostaditas y otros que las sacan cuando están sólo medio cocidas. A mí me gusta retirarlas cuando empiezan a coger color. Pues eso, que las sacamos del aceite y las reservamos en un bol. Por otro lado batimos los seis huevos y los echamos sobre las patatas y cebolla, removiendo bien para que se mezcle todo. Ah! dos pellizcos de sal.

Para mi el truco de la tortilla de patatas está en esta parte, en la sartén. Lo más importante es que sea antiadherente para poder darle la vuelta con garantía. Así que ponemos una sartén de las buenas (y con el tamaño de la tortilla que queramos que salga) a calentar con un chorrito de aceite, como una cucharada. Cuando éste esté muy caliente echamos la mitad de la mezcla de huevo, patata y cebolla. A continuación cubrimos la superficie superior con una capa de jamón de york y otra de queso. Normalmente se utilizan tranchetes pero vale cualquier queso blandito. Imagino que con parmesano rallado también tiene que quedar muy bien. Después añadimos el resto de la mezcla de huevo y esperamos a que se haga la parte de abajo. Lo mejor es guiarse por el olor, antes de que huela a quemado y cuando se cuajan los bordes se le da la vuelta. Para darle la vuelta a la tortilla ponemos un plato sobre la sartén y con un ágil movimiento de muñeca volcamos la tortillaca sobre él. Con cuidadín lo volvemos a echar. Otra vez por el olor averiguamos cuándo está echa y en ese momento lo retiramos.

Esta vez no pongo foto, que ayer estaba en mil cosas y se me quemó un poquillo, y eso no es nada beneficioso para mi reputación de cocinera experta.

lunes, 6 de octubre de 2008

¡Pruebe a hacer esto en su casa!

Rotulator lleva unos cuantos días indignada con el mundo tras su depresión post-party. Fijaos, hasta se ha unido al manifiesto por la cultura libre sin comentárselo a sus compañeros de blog. Primero fue el turno del teatro. Más tarde le llegó el turno a la justicia, de la que mucho y bien conoce nuestra amiga. ¿Y ahora? Los bares, las cervezas y las tapas. Y estoy de acuerdo: vale, te ponen una tapa gratis, pero a cambio de llenamos el bar de lunes a domingo y no te decimos nada cuando la cerveza no tiene gas o no está bien tirada. Coño, no te pases y ponme precios de los '90.

En esas estaba yo, sin saber lo que Rotulador se traía entre manos, cuando mi hermana me dijo que me bajase por los Scotish Borders. Esa tierra de nadie junto a la pérfida Inglaterra donde está comenzando su nueva vida:

- Sí. -Me decía-. Es que le doy al botón del portátil y no se enciende.

Después de mil años recibiendo broncas por, en teoría, romper el ordenador de mi casa, una de las tareas más demandas por mi familia es la de arreglar el ordenador. La otra es colgar cuadros.

En esas estábamos cuando llegó Ken. Ken es mi brother in law, es escocés, y es lejanamente un McDonald. Qué poco glamour, por dios. Uno se pasa toda la vida queriendo pertenecer a un clan para llevar falda y resulta que te toca ser un McDonald. Y yo que era del Burgüer de toda la vida. En resumidas cuentas: Ken además de escocés es goldsmith y hace cosas celtas. Mi teoría es que un poco paganito, con todo lo que supone, porque me empezó a hablar de la fiesta de Yule, que, cosas del destino, se une al cabreo monumental de Rotulador. ¿El motivo directo? Remangándose los brazos se puso manos a la obra con la preparación de la mejor cerveza ale (esto se lee "eil") al norte de Newcastle. ¡Pruebe a hacer esto en su casa!
Our ancestrors -me decía en su inglés particular- used to keep the feast of Yule, that is, the Midwinter Soltisce, with much feasting and drinking. Most of the revelry associated with Christmas, and Hogmanay too, is of pagan origin, and really belongs to Yule. I still keep it as such, with plenty of heavy ale!
Para todos ustedes, la Real Yule Ale Beer!! (sí, el nombre me lo he inventado yo). Todo esto seguro que lo podéis conseguir fácil en tiendas, como mínimo, de productos naturales.

Ingredientes:
- 450 g de malta, que esté picadilla un poco (como pasada por un molino de café).
- 1.3 kg extracto de malta. Esto es lo mismo que lo anterior, pero ya hecho liquidete y concentrado.
- 110 g de lúpulo (hops en inglés), que son unos pétalos de flor que le dan el amargor a la cerve.
- 6.75 litros de agua.
- 1.2 kg de azúcar morena.
- Levadura de cerveza para hacer cerveza.
- Un caldero metálico (si es de cobre, como para el pulpo a la gallega, mejor. Si no, cualquie olla nos sirve).
- Un bidón de 5 galones (22.5 litros, un pasote!)

Elaboración:

Todo esto, como siempre, es muy sencillo. Se ponen todos los ingredientes de arriba en el caldero, menos el azúcar y la levadura, y se ponen a hervir. La mezcla echa un olor un poco entre asquerosete y rico, según las ganas que tenga uno de beber cerveza. Más o menos como ocurre con las sardinas, que hay que ver qué ricos los espetos pero atrévete lorito a hacerlo en casa. Te echan los vecinos.
Cuando lleve media hora haciendo chup-chup se cuela todo y se echa en el bidón, donde estará esperando el azúcar. Es importante que le caiga bien caliente el líquido al azúcar para así esterilizarlo y que la fermentación sea buena. Y eso es otra: conviene lavar bien el bidón con agua y jabón y luego echarle por las paredes -antes de meter el potingue- agua hirviendo. ¿Y el bidón de cinco galones? Pues cuando nos vayamos quedando sin líquido en la olla, añadimos más agua (fría ya) para seguir extrayendo sustancia a la malta y seguimos filtrando. Así, hasta llenar el bidón.

El bidón se tapa y, una vez que alcance una temperatura ambiente, se le añade la levadura y se espera diez días. Y coño, ¡qué la cerveza está buenísima!

Drink it with discretion -terminaba mientras me guiñaba el ojo- because it is powerful staff. Otherwise you will feel as if there are trolls dancing on your head the next morning!

Ya saben, alcohol metílico a cascoporro. ¡Para agarrarse un buen ciego!

cañas a 1'50€

Llevo un tiempo comprobando cómo sube el precio de la caña en Granada y de una manera arbitraria a lo largo del tiempo. No voy a ponerme a discutir sobre cuánto deberían subir los precios (se supone que como el IPC) cada año. Es verdad que en Granada con cada consumición te ponen una tapa gratis y cuando viene a visitarnos gente de fuera se quedan pasmados. Pero estoy un poco harta de que últimamente con la excusa de que es gratis o te cobran una pasta por la cerveza o te ponen una tapa guarrilla. Así que voy a empezar a reivindicar los bares con buenos precios y tapas decentes.

Comienzo mi lista con el Bar Poë, en la calle Verónica de la Magdalena, entre plaza de Gracia y plaza Trinidad. Los dueños son británicos y simpáticos (cosa que no es incompatible). La caña, de Estrella Levante, es a 1'50€ y los refrescos a 1'80€, todo un aliciente. Y las tapas son lo mejor. Ayer probamos "pollo estofado con coco y polenta" y "verduras italianas". Todo riquísimo. También tienen bacalao portugués, feijoada y más cosas que no recuerdo.

Por otro lado, o in the other hand, el sábado estuvimos en El Aleph, en el Realejo (c/ Varela). Nos pusieron una tapa de arroz negro que estaba de muerte pero... la señora tiene un poco de mala follá. Luego, cuando te pones en plan tolerante con su mala leche, se tranquiliza un poco pero nos daban ganas de irnos antes de sentarnos. La señora no es de Granada, pero ha adoptado la sana costumbre de tratar a los clientes como si les estuviera haciendo un favor por estar en su bar, que suele ser bastane habitual por aquí y que sirve como definición de mala follá. El tubo a 1'90€ y es de Cruzcampo. No creais que me quedan ganas de volver.

lunes, 29 de septiembre de 2008

cortarse en la cocina

Resulta que venía yo pensando que últimamente voy de culo con la comida porque llego a mi casa cerca de las tres de la tarde y no tengo nada preparado. Antes, cuando era más pequeña (de edad, pero no de estatura) me planificaba muy bien. Con lo cuadriculada que soy y lo que me gusta rodearme de cacerolas, me escribía un menú para la semana, y he llegado a cocinar todo un domingo, congelando el resultado en fiambreras -que no tupperwares- para tener comida para toda la semana. Total que eso fue en una época de mi vida que para bien o para mal ya ha pasado.

Así venía yo, sorteando mierdas de perro por la calle Pavaneras, criticando mi falta de previsión, con más hambre que un perrete abandonado y al llegar a mi pequeño hogar ya tenía pensadas dos o tres comidas que iba a preparar esta tarde -y de paso me iban a solucionar más de un problema con ingredientes a punto de fallecer-. En estas estaba preparando una ensalada de emergencia, y se pone a llover como si se fuera a acabar el mundo. Es el problema de la mierda de clima de la Ciudad Pollo Frito, cuando llueve no es una lluvia fina que riega los campos, sino una tormentaca que termina con todas las cosechas. Total, que me enrollo más que las persianas, que viendo la lluvia repiquetear en los cristales he dicho "buen día para encerrarse en la cocina". Lo de encerrarse es un decir pero en fin, yo lo he dicho. Se lo he dicho a la nevera, que dice MV que con alguien hay que hablar y ahora mismo no hay otro ser vivo entre estas cuatro paredes.

Pero una nunca sabe cuando le va a llegar la hora y en el momento menos pensado se te tuercen los planes mejor preparados. La cuestión es que cortando la cebolleta y con las prisas, me he pegado un tajo en el dedo. Es muy desagradable ir dejándolo todo perdido de sangre y hay que tener cuidado si se tienen invitados y alguna enfermedad contagiosa. Yo por fortuna no tenía ni lo uno y creo que lo otro tampoco.

Así que se frustaron mis planes de tarde le lunes cocinando y a duras penas puedo escribir esta crónica con mi dedo amputado -este momento dramático me encanta-. Sin embargo, he descubierto la utilidad de unas tiras de sutura cutanea, que sirven para futbolistas agresivos y lanzadores de cuchillos estresados. Un consejo, los cuchillos son muy peligrosos, más si están afilados, tienes prisa y mientras cortas verduras estás pensado en otra cosa.

(Qué melancólica es la sintonía de Flor de Pasión)

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Curry Maculi

Ya lo decía una amiga, Me parece bien estar viviendo fuera, pero lo que no puede ser es que uno vuelva, recuerde las cosas buenas, y tenga que volver a irse. Volver a las tierras del sur hace que uno eche en falta cantidad de cosas, y aunque en realidad no le pueda poner la etiqueta de mi tierra, volver al norte me hace recordar las canciones como la de Labordeta:

Si en algún camino encuentras
gente con la casa a cuestas
no les hables de su tierra,
que te mirarán con rabia.
Con rabia en la voz y el viento,
con la rabia en las palabras,
con la rabia que produce
abandonar lo que se ama.


Acabo de hablar de etiquetas, pero en realidad la tierra de de cada uno estará donde esté su gente. Y sí, el sur es parte de mí, porque ya sabemos que eso de las patrias y las banderas es un invento chino, una mala historia con la que aburrir al personal. En fin, hablemos aquí de comida que es mucho más interesante: de Andalucía me traigo pescaito frito, bolos (de los que espero poder hablar un día) y un sin fin de tapas y cervezas. En un país en el que cuando dices que eres vegetariano te ponen pollo no se puede esperar mucho vegetarianismo. ¿Vegetariano? Decía Potipoti que vaya tontería, pero ¿lo es? Hay varias razones para ser vegetariano, como el respeto por los animales, pero la ecología no es un argumento menor. Es muy tarde y todavía no he empezado a contar mi cena de esta noche, así que ya volveré con el cuento otro día, ahí queda eso. Ahora vamos con una receta vegetariana y vegana y lo que haga falta. Más aun, rica en proteínas y rica de comer. Además es fácil ¿alguien da más?

El Curry estilo Maculi tiene su intríngulis porque me lo invento cada vez que lo hago porque nunca apunto la receta. La base consiste en hacer un sofrito de verduras de la huerta picadas finitas, finitas y añadirle una serie de especias, leche de coco y, en este caso, garbanzos y lentejas rojas. La lista de verduras que os sirva de guía, pero cada uno con lo que pueda. Eso sí, la primera vez lo hice con pimientos y zanahoria y por mucho curry que llevase sabía a Mexicano. -Chaval, esto sabe a frijolitos- me decían.

Ingredientes:
- Calabacín.
- Puerros.
- Cebolla.
- Un diente de ajo.
- Berenjena.
- Espinacas.
- Una lata de puré de tomate (si no, una tomate crudo triturado).
- Garbanzos cocidos.
- Lenteja roja (un par de puñaetes, a ojo como siempre).
- Leche de coco.
- Curry. El que he usado estaba preparado porque no sé donde he metido el mortero, pero se puede hacer a partir de las especias individuales.

Elaboración:
Yo lo tengo muy fácil porque tengo un aparatete para picar las verduras del que hablaré otro día. Lo resumimos en que picamos muy finito todas las verduras y las ponemos con un chorrete de aceite generoso (oliva virgen extra joder) a sofreír. Cuando estén listas, y sin dejar que se cuezan, añadimos las especias durante diez segundos y añadimos la leche de coco, los garbanzos y la lenteja roja. Y ale, ponemos el fuego bajito y lo dejamos que haga chup chup durante una horilla o así.

Las legumbres:
Como sabréis por vuestras madres, padres o la wikipedia, las legumbres son la ostia de sanas y tienen muchas proteínas. Los garbanzos le quedan muy bien y la lenteja roja se deshace completamente, dándole una textura y un sabor especial. Si queréis, se pueden sustituir los garbanzos por guisantes amarillos que encontraréis en tiendas de comida rica.

Más experiencias:
Justo antes de servir, se le añaden unas rodajas de piña al curry, que queda de rechupete. Si encontráis un chutney, eso también está muy bueno.


Este plato se complementa con un buen arroz de calidad o una pasta. Además de que el sabor combina muy bien, a las legumbres solo les falta un aminoácido esencial: la metionina. Ahora, a éste nos lo encontramos en el trigo o en el arroz, qué estupendo.

Y ya, como dirían los del Match, todo listo: ¡Mira como curry! ¡Mira como curry!

martes, 23 de septiembre de 2008

ensalada verde con hierbas y algo más

Siempre me acabo liando en la cocina. Hoy he dicho "una ensaladita y punto" pero con esto de que hay que mantener el listón muy alto pues tienes la parte creativa-culinaria hiperdesarrollada. Que si tengo este beicon por aquí que no sé qué hacer con él, que si qué hago con estos huevetes chiquiticos. Total que al final ha resultado un plato de lo más apetecible. El pobre Rua, que emigra para Vigo y venía de trasladar varias cajas, se ha encontrado con este menú para reponer fuerzas.

Ingredientes:
- Lechuga romana
- Pasta
- Beicon
- Huevos de codorniz
- Hierbas (tomillo, orégano, mejorana, albahaca)
- Queso parmesano
- Aceite y vinagre balsámico


Para acompañar
- Rebanadas de pan tostado con tacos de queso gouda por encima

Elaboración:
Lo básico es aliñar la lechuga y dejarla que se impregne de los sabores de las hierbas. Luego se le añade todo lo demás para acompañar. En el mortero mezclé tres partes de aceite de oliva y una de vinagre con un puñadito de cada hierba. Lo suyo es que las hierbas estén frescas, pero yo fresco lo único que tenía era el tomillo así que he tirado de hierbas secas. Se mezcla todo bien y se echa por encima de la lechuga limpia y cortada a trozos. Hay que impregnarlo todo con el aliño así que lo mejor es lavarse las manos y meter los dedetes para moverlo adecuadamente.

Aparte cocemos la pasta en agua hirviendo con sal. Vale cualquier cosa y lo mismo da de trigo que de arroz. Yo lo hice con una cosa que se llama gigli que compré en el Metadona y que está bastante riqui. Por una sartén bien caliente pasamos el beicon y luego hacemos los huevos. Nunca había cocinado huevos de codorniz, todo fue porque el otro día Susa me los regaló, y me costó mucho cascarlos. Será la falta de experiencia.

Total, en un plato ponemos la lechuga aliñada, encima la pasta cocida y escurrida, luego el beicón y los huevos y por último espolvoreamos con queso parmesano rayado. Lo acompañé con una tostadas de pan y un trozo de queso. Para adornar puse unas hojitas de menta.

Maculi, este plato no es vegano ni vegetariano porque lleva huevo y beicon.

paella en la estrella

Para mí es la mejor paella de mundo y no la hacen en Valencia. Siendo yo natural de la comunidad valenciana no me duele nada decir esto, pero sé que este comentario puede levantar ampollas en muchos estómagos levantinos. Sin embargo primero deberían probar la paella que preparan en La Estrella, que es un mini restaurante situado en La Fabriquilla, que son cuatro casas que hay pasado el pueblo de Cabo de Gata en dirección al cabo, que es un accidente geográfico muy bonito de la provincia de Almería. Hasta Manu-Manuel pone cara de felicidad ante la presencia cercana de ciertos animales de mar, que tanto pavor provocan en su persona. En el local sólo se puede comer si has reservado mesa y recuerdo que cuando yo era más chica (de edad y de estatura) allí sólo se hacían paellas y sardinas asadas. El otro día le eché un ojo (no de plastico ni de cristal) a la mesa de al lado y se estaban poniendo hasta el culo de mariscos y otros bichos sacados del mar.

Los que me conocen saben que tengo mala memoria, pero me alegro de no haberme olvidado del sabor de esta rica paella y de tener el teléfono de este local en la agenda del movil desde hace muchos años. Aunque llegamos un poco tarde, por la falta de cálculo, el arroz estaba en su punto y pudimos brindar con cerveza mientras el mar nos miraba desde una ventana. Después de llenar nuestros estómagos y no dejarnos ni un solo grano de arroz, pudimos comprobar que también tienen arroz negro. Volveremos para probarlo.

Cuando sepa hacer paella pongo la receta. Por ahora me conformo con comer la que hacen los expertos. Siempre hay que volver a los lugares de la infancia donde te han dado bien de comer. Me gusta comprobar que algunas cosas no cambian, a pesar del paso del tiempo, sobre todo si se trata de una buena comilona.

lunes, 22 de septiembre de 2008

leer en la cocina

Como ya colgué una entrada sobre literatura en la cocina en otro de los blogs que me cuesta tanto tener al día, no me voy a repetir. Sin embargo para completar lo anterior haré una actualización de los libros que he comprado últimamente.

"JAMIE AT HOME" de Jamie Oliver (Editorial Michael Joseph, 2007). Este lo compré en Edimburgo -en nuestra última visita al Cocinero de Tu Vida- y aunque me resistí unos cuantos días, al final caí. Realmente me enganché a Jamie a través de este programa de televisión y el libro tenía descuento de 5 pounds (excusa barata) así que me lo llevé en la mochila sin facturar. El libro está dividido en cuatro secciones correspondientes a las cuatro estaciones del año, con los productos de cada temporada (espárragos, patatas, tomates...). En cada una de ellas se incluyen recetas monotemáticas y consejos para plantar tu propio huerto. El problema es que tienes que tener un sitio para el huerto (efectivamente) y vivir en Gran Bretaña que está todo el día lloviendo. Está en inglés pero como ahora vengo de Escocia con un manejo superfluído del idioma (jajaja) pues no hay problema. El diseño me gusta mucho, con gran cantidad de fotos de un tal David Loftus, que me parece que ha fotografiado el trabajo de este señor cantidad de veces.


(Tengo que decir que no le he devuelto a MJ su libro de La Cocina Italiana pero que sepa que se lo debo.)



"COCINA JAPONESA PARA OCCIDENTALES" de Carmen Domingo (Editorial Océano Ámbar, 2005). Recetas fáciles para no complicarse la vida. Buenas explicaciones de los diferentes ingredientes que utilizan en Japón y consejos sobre uso de ingredientes alternativos en caso de no encontrar alguno por aquí. Sobre todo da ideas para saber qué comen los japoneses, desde sopas y ensaladas, hasta carnes y postres. Sobre sushi no es muy completo, por eso prefiero el siguiente.







"SUSHI. TÉCNICA Y SABOR" de Kimiko Barber y Hiroki Takemura (Editorial Blume, 2003). Lo tienen en la Biblioteca Pública de Granada y me convence bastante. Por ahora es el mejor libro de sushi que he visto, aunque el Doctor tiene otro que no sé qué tal es. Comienza con una breve descripción sobre la historia del sushi y las propiedades alimentarias de este rico plato. Además explica con gran detalle cómo utilizar los distintos utensilios para hacer sushi; cómo cortar el pescado (multitud de variedades); cómo preparar algunos ingredientes básicos (dashi, calabaza seca); la manera de presentar las guarniciones; y después de todo eso describe exhaustivamente los diferentes tipos de sushi que hay y ofrece gran cantidad de recetas para cada uno de ellos. Termina con consejos sobre degustación y qué se debe y no se debe hacer. Totalmente recomendable.






"SETAS. DEL BOSQUE A LA MESA" de Jaume Prat (Libros Cúpula, 2007). Me lo ha regalado mi tía (junto con el anterior) y será lo próximo que me gustaría aprender a cocinar: las setas. Hace un repaso de los tipos de setas más comunes de la península Ibérica y las diferentes recetas para llevar éstas a la mesa. Níscalos, boletos, colmenillas, rebozuelos y hasta 11 especies distintas con explicaciones sobre recolección y descripción de diferentes variedades. Muestra cantidad de recetas tradicionales y de la nueva cocina a la que tanto nos gusta abrazarnos últimamente. Este otoño podemos salir con la cesta de mimbre.

viernes, 19 de septiembre de 2008

pappardelle con setas


Ingredientes:

- Pappardelle
- Setas
- Ajo
- Limón
- Tomillo fresco
(opcional)
- Perejil fresco
- Queso Parmesano
- Aceite de oliva








Últimamente estamos muy monotema y es que sólo nos interesa la pasta. Bueno ya se sabe que la pela es la pela y en tiempos de crisis hay que agarrarse a cualquier centimazo que se nos ponga por delante. Más aún, habiendo conocido a Federico y Antonio la pasta está presente en nuestra vida más que nunca. Los de La Casa della Pasta pronto tendrán blog y pondremos un enlace para que estéis informados de lo que van haciendo (menos para Maculi, que sólo le servirá para tirarse de la trenza y seguir sumando motivos para volver a Granada).

Ayer hubo visita en casa, así que encargué unos pappardelle que preparé al estilo de Jamie. No sé si estarán en consonancia con la receta de austeridad aconsejada por Neikos en vista de la crisis, pero me quedó muy rica, aunque esté feo que yo lo diga.

Elaboración:
La pasta recién hecha se cuece en tres minutos así que es mejor dejar esta faena para el final. Ya se sabe que hay que tener abundante agua hirviendo y entonces echar la sal y la pasta. Nada de aceite, señor Rojales, que se nos echan encima todos los amigos italianos que nos tienen rodeados. La pasta salió buenísima, se notaba que estaba recién hecha.

En una sartén se pone un chorrito de aceite y cuando esté bien caliente se echan las setas limpias y cortadas a láminas. Se puede utilizar cualquier tipo de setas, pero ahora mismo las que hay en el mercado son las de álamo. Se le da un par de vueltas y se añade el ajo cortado en láminas. A mí me gusta echarle unas ramitas de tomillo alimonado que tengo en la ventana. Esto suena como muy profesional pero en realidad es una macetilla que compré en el vivero y que si te preocupas de regarla cada dos días se pone hermosa y apetecible. Cuando veamos las setas que se han puesto un poco blanditas añadimos el zumo de un limón y apagamos el fuego.

Cuando la pasta esté cocida, se escurre y se sirve en cada plato. Por encima echamos las setas, abundante parmesano rallado, un puñadito de perejil fresco picado y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

Nosotros lo acompañamos con un cuenquito de salmorejo, que otro día pongo cómo se hace, y creo que los invitados quedaron contentos. Por lo menos se lo terminaron todo y hasta fregaron los platos, que yo había dejado la minicocina hecha unos zorros.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Tallarines con puerro verde

Si ya me decían que lo del 29 era una chorradiña comparado con lo que nos venía encima. Con lo del 29 me refiero a lo de la bolsa de Nueva York, que llevo unos días en plan abuelete y acordándome de todos los indeseables éstos. Pero vamos, que ayer cayó el cuarto banco de EEUU, mañana la mayor aseguradora mundial y pasado mañana a saber. Y lo peor es que, sin tener suficiente con no habernos forrado con el boum económico, más de uno que yo me sé -cercano, de la gente que conoces- ya se ha quedado con el culo al aire. Y ahora alguno se pregunta si eso del liberalismo económico puede no ser lo mejor, y que si el capitalismo está en crisis. Pero vaya, esto es como lo del 11M, no hacía falta que tuviésemos los problemas en casa para saber que algo estaba mal.

¿Y este rollo a qué viene en un blog de cocina? -se preguntará algún visitante-. Muy sencillo, ante la crisis, vamos con una receta sencillita que, como siempre, puede ser mejorada con algún detalle pequeño. La idea me la pasó mi hermana mayor hace muchos años, que la escuchó a una tercera persona en un hospital pero que me temo que ya no se parece en nada a lo original. En cualquier caso es fácil, es rápido, está bueno.

Ingredientes:
- Tallarines, si no hay, espaguetis.
- Nata líquida.
- Puerros, cortados en rodajas.
- Bacon (Opcional. Si no comes carne o te da cosa pedírselo al vecino, puedes pasar de esto).
- Cebolla, picada. Esto le va a dar un poco más gracia, pero es totalmente prescindible.

Elaboración:
Muy fácil: ponemos el agua a hervir y cuando esté lista cocemos la pasta. Si alguien me pregunta, yo nunca le pongo aceite porque como soy químico sé que no se mezclan. Mientras tanto, en una sartén sofreímos la cebolla picada (si queremos) y el bacon (también si queremos). Cuando esté, le añadimos la nata líquida y dejamos que se haga, pero sin dejar que hierva y tratando de que no se reduzca mucho (es decir, que no se espese demasiado). Si la mezcla parece demasiado sólida podemos añadir un poco de leche.

Hasta ahora no hemos hecho nada del otro mundo, pero la gracia del plato está en los puerros. Así, cuando la sartén con la nata esté lista, añadimos los puerros y los dejamos muy muy poco tiempo (un minutejo), sin dejar que se cuezan. Si los dejásemos mucho tiempo perderíamos su sabor y la textura no sería muy agradable... así que ale, casi crudetes, ponemos la pasta en una fuente y por encima la mezcla con los puerros. ¡Listo!

Más rico:
No cuesta nada poner por encima un poco de queso rayado y poner la fuente a gratinar. Va a estar mucho más rico y, si hemos encendido el grill un rato antes, no vamos a tardar casi nada.

Y volviendo al tema de la bolsa, pues que me he puesto nostálgico y me he acordado de la canción ésa de la Polla Records. Sí, de cuando yo tenía elásticos y las botas militares, y era joven y los lunares de la cabeza no me cambiaban de lugar.
Reunión de cerdos todas las mañanas
Vendemos paises y compramos almas

¿Va mal el negocio? ¡Manda la caballería!
No hay revolución ¿eh, guarros?
Todo controlado
Mi petróleo nunca podrás nacionalizar

¿Va mal el negocio? ¡Manda la caballería!
La bolsa de Nueva York controla este mogollón
La bolsa de Nueva York, a la mayor gloria de dios