martes, 28 de octubre de 2008

empacho de setas

Nos pudo el ansia micóloga. Nos dejamos arrastrar por la avaricia, por el entusiasmo de encontrar nuevos ejemplares, por la abundancia de variedades... Champiñones gigantes, níscalos brillantes, pie azul, negrillas, boletos sospechosos, senderuelas solitarias, cuescos de lobo... Volvimos a casa con dos cajas de setas, más las que dejamos en el pueblo para vender. A las 10 de la noche del domingo (que eran las 11) nos vimos delante de tan espectacular surtido y nos dispusimos a limpiarlas y cocinarlas para no dejarlas que murieran. Hay que tener en cuenta que antes de llegar aquí ya llevábamos un día de lo más completito. Excursión con recogida de setas durante la mañana, madrugando en mi caso por séptimo día consecutivo; asistencia a las Jornadas Gastronómicas del Marquesado donde para pillar un plato de comida (pagado) tenías que aguantar los empujones de las señoras con los codos más afilados; entrenamiento del equipo lila, donde mi hermano -como entrenador de día- no escatimó energías para con nosotros e hizo oídos sordos a las quejas por cansancio de algunos de los participantes; cervezas en el bar Po... (no cansa pero adormila).

Así nos pusimos manos a las setas, y después de ensuciar todos los cacharros de la minicocina y parte del extranjero, a eso de las doce (que era la una) tuvimos preparado... una crema de champiñones, ensalada de lo mismo y dos platos más de setas. No teníamos bastante con eso, así que nos comimos parte de lo guisado y pasamos una mala noche que no se la deseo a nadie. Toda la noche con pesadillas donde aparecían miles de setas para ser limpiadas. Ayer no podía ni acordarme de su olor y creo que van a ir a congelador para no verlas en un par de semanas, por lo menos.


La ensalada de champiñones estaba buenísima y si quiere B, que es el padre de la criatura, que lo publique algún día, que yo no tengo los derechos y luego me manda a la SGAE (que hoy me he enterado que es muy transparente en sus cuentas, y yo sin saberlo).

Lo de vender las setas es deporte nacional en el pueblo de mis ancestros y el que quiera participar se puede venir algún día. Hay que agachar el lomo pero se pueden sacar algunos eurillos. Se venden los níscalos a un señor que viene de Valencia y aunque ahora están muy baratitos luego seguro que suben. Cuando se nos pase el empacho estamos dispuestos a volver.

1 comentario:

Neikos dijo...

Pesadillas con setas? A saber qué os metísteis entre tanto sombrerero loco. Y hablando de la conexión mística: se creerá si le digo que me estaba acordando de la excursión de hace año y mes y medio que hicimos para buscarlas y que no encontramos ni una? Pues pensaba, estaría guay hablar de ir a por setas y colgar las fotos de aquel intento!